Mientras el fuego devastaba la isla de Gran Canaria, Pedro Sánchez veraneaba. Mientras tanto el líder del PP, Pablo Casado, le tomaba la delantera desplazándose a la isla para visitar a los afectados. Qué bueno es Pablo Casado. Qué malo es Pedro Sánchez.
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La verdad es que la decisión del presidente del gobierno (en funciones) de visitar o no visitar la isla resulta discutible. Podría considerarse que visitar en persona la isla es más que nada un acto de publicidad y demagogia. No está mal que un líder político visite la zona afectada por un desastre, pero la mera visita de un líder político de poco sirve a los afectados o de cara a deshacer los efectos de la catástrofe.
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Podría concluirse además que cuando un político o una estrella visita una zona catastrófica lo que se busca con la visita no es que mejore la zona catastrófica, sino la imagen mediática del político o de la estrella. Desde este punto de vista, los afectados por la catástrofe lo mismo prefieren que los políticos manden ayuda pero ellos mismos se queden en su casa.
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En definitiva, si Pedro Sánchez debe ir o no a Gran Canaria es un asunto discutible y hay argumentos a favor y en contra de la visita. O dicho de otro modo: Pedro Sánchez podía haber quedado bien tanto no yendo a Gran Canaria como yendo desde el primer momento a interesarse por la situación del incendio. Como no puede quedar bien es haciendo lo que ha hecho. O sea, quedándose en el Palacio de las Marismillas en Doñana mientras Gran Canaria ardía y más tarde, una vez acabadas sus vacaciones y a la vista de que Casado la había visitado, volar hasta la isla tarde y de mala manera. O vas en el primer momento interrumpiendo las vacaciones o no vas. Ahora ya sólo puede quedar mal.
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