Uxue Barcos ha hablado, y lo ha hecho desde los micrófonos de RTVE en Navarra para exigir a María Chivite consejerías en un gobierno de coalición.
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La exigencia de Barcos resulta curiosa porque, por un lado, resultaría razonable que Geroa Bai tuviera varios asientos en el ejecutivo de Chivite, ya que el PSN sólo tiene 11 de los 23 diputados de las formaciones con las que va a pactar un programa, y 11 de los 26 que realmente necesita para sacar adelante una legislatura. Así pues, sería un tanto absurdo que tuviera todo el gobierno una formación que no tiene ni la mitad de los diputados que necesita para formar mayoría, y sólo 2 más que Geroa Bai.
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No obstante, resulta que la anterior legislatura Geroa Bai ha estado gobernando con sólo 11 diputados, casualmente los mismos que tiene ahora el PSN, y Geroa Bai no dio ninguna consejería a ninguno de sus socios, como ahora reclama para sí, o por lo menos no abiertamente, y desde luego no a todos los socios ni por orden de importancia. Cierto que socios como Podemos, más que exigir nada, se limitaron a pedir un reclinatorio sólo para no dañarse las rodillas postrados toda la legislatura ante Barcos.
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Así y todo es lógico que Geroa Bai trate de sacar el máximo partido del PSN en la formación de un nuevo gobierno, y de hecho lo tiene bastante fácil porque el PSN prácticamente se ha echado en sus brazos renunciando ni como hipótesis a sus alternativas negociadoras. O sea, que aunque podría formar gobierno con los separatistas y con la extrema izquierda o con Navarra Suma, el PSN ha renunciado a esta segunda posibilidad hasta como hipótesis de modo que todo el poder negociador ha pasado a Geroa Bai. Esto quiere decir que Geroa Bai de un modo u otro mandará mucho en el futuro gobierno aunque la presidencia sea de María Chivite, porque el PSN ha quemado el resto de sus cartas estableciendo una total dependencia, por no decir sumisión, respecto a Geroa.
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Que el hipotético escenario que se avecina sea un gobierno que en primer lugar tendrá un programa pactado con Geroa, Podemos e IE, y que en segundo lugar tendrá miembros de estos partidos en las consejerías del ejecutivo, quema de nuevo posibles puentes de cara a obtener apoyos puntuales de Navarra Suma, porque esos apoyos ni siquiera serían al PSN, sino a un gobierno con Geroa, Podemos e IE: un gobierno por tanto con tintes nacionalistas y de extrema izquierda. Uno no pacta con Geroa y con Podemos y después le pide apoyos al centro derecha.
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Ningún análisis sobre ese futuro gobierno puede exluir a Bildu, ya que para empezar sin el consentimiento de Bildu no habrá investidura de Chivite. No se puede excluir totalmente a alguien del que dependes completamente, como se está viendo con VOX en Murcia y hasta en Madrid. Raro sería que Bildu no hiciera como VOX tanto da si antes o después de la investidura. VOX no exige contrapartidas a cambio de sus votos por ser de derechas, sino por ser lo lógico y lo que exige cualquier partido político, como seguramente por lógica también hará Bildu. La pregunta es si Bildu planteará sus exigencia antes o después de la investidura, lo cual ya no es cuestión de si determinará o no el gobierno de Chivite, sino de estrategia y cómo y cuándo piense que puede sacar más partido.
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A Uxue Barcos no le preocupa que Bildu resulte determinante en la investidura o en el día a día de la futura legislatura, lo que le preocupa de nuevo en cambio, a causa de la unificación de posturas de Esparza con Casado y Rivera, es que la formación del nuevo gobierno se decida en Madrid.
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Resulta llamativo que a Barcos le preocupe que la formación del nuevo gobierno foral se decida en Madrid, pero no en Bilbao, cuando es el PNV el que condiciona la investidura de Sánchez a la de Chivite, ni que se decida en dondequiera y comoquiera que decida las cosas Bildu, que es el que realmente tiene la llave para la investidura. Lo que es seguro respecto a Bildu es que ni Bakartxo Ruiz ni Adolfo Araiz deciden el voto de Bildu.
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Llamativo también que algunos políticos navarros parezcan tener como primera preocupación que la presidencia del gobierno foral se decida en Navarra, pero no hagan nada para promover que el sistema garantice esa situación. Es decir, los navarros nunca elegimos directamente al presidente de la Comunidad Foral (ni el conjunto de los españoles al presidente de la nación). Los navarros elegimos unos diputados (en una lista cerrada y bloqueada) y son estos lo que indirectamente (o incluso siguiendo instrucciones externas) nombran un presidente. Si no les gusta esta elección indirecta y con posibles influencias externas, ¿por qué no proponen un sistema de elección directa o una segunda vuelta? Quizá porque en el fondo, pese a sus vestiduras rasgadas, sienten que tienen más control compadreando en Madrid, Bilbao o Soto del Real que dejando elegir directamente a los navarros. Así que se protesta mucho de cara a la galería, pero no se propone ningún cambio de fondo.
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