De vez en cuando sucede algo que nos recuerda por la vía dura que el debate sobre la agresión a los guardias civiles y sus parejas sigue muy vivo. Al punto que el debate se reabre muy lejos de Navarra y en boca nada menos que de Pep Guardiola. El actual entrenador del Manchester City, en su afán por apoyar a los presos golpistas y desprestigiar internacionalmente al estado español, ha puesto como ejemplo de las injusticias que se cometen en este estado a los “txabales” de Alsasua, declarando que “no hubo sangre” y que “¿por qué no puedo pronunciarme sobre la injusticia que está cometiendo el estado español con siete personas injustamente encarceladas en prisión preventiva desde hace más de dos años? ¿O que no pueda pensar que más de 900 días por una pelea callejera, gente que en su edad teenager de 18 años de Alsasua está más de 900 días en una prisión?”.
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Para empezar, hasta Uxue Barcos o María Solana reconocen (o reconocían) que lo de Alsasua no fue una mera pelea de bar.
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Lo de Alsasua no fue que un sábado por la noche un grupo de personas se pelea incidentalmente con otro grupo de personas. Lo que pasó en Alsasua fue que, al ser reconocidos un par de guardias civiles fuera de servicio en un bar, se formó un grupo de decenas de personas determinadas a apalear y echar a los guardias civiles y a sus parejas del bar.
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Pero no sólo eso.
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No se trataba de echar a los guardias civiles de ese bar esa noche, sino de todos los bares todas las noches. Se trataba de amenazar a todos los guardias civiles para que no osaran relacionarse con nadie de Alsasua, y también de amenazar a todos los vecinos de Alsasua para que no osaran relacionarse con ningún guardia civil. Si eso no es generar un ambiente de terror, se le parece bastante, pero en cualquier caso es mucho más que una pelea de bar.
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Que la agresión de Alsasua fue mucho más que una pelea incidental como la que puede haber en cualquier bar en cualquier lugar lo evidencia que previamente a la agresión y durante años se celebrara el día del odio a la Guardia Civil, en el que se quemaban muñecos vestidos de guardias civiles. O que existiera una videoguía grabada antes de la agresión en un canal de Youtube explicando cómo al ver a unos guardias civiles entrar en un bar había que acudir a ese bar a sacar a palos a los agentes, justo como ocurrió. Claro que lo de Alsasua fue fruto de años de adoctrinamiento en el odio. Claro que lo de Alsasua fue producto de un ambiente de odio cuidadosamente cultivado durante años. Claro que lo de Alsasua no fue una mera pelea de bar.
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https://www.youtube.com/watch?v=oCBn1LgqC2U
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Pese a que Guardiola dice que “no hubo sangre”, claro que hubo golpes y contusiones en todas las víctimas, por no hablar de que al teniente que le rompieron la pierna le tuvieron que poner una placa y ocho tornillos que seguirá llevando toda su vida. Resulta muy difícil pensar que Guardiola pueda conocer tan bien algunas partes del caso e ignorar las lesiones que sufrieron las víctimas negando que sufrieran violencia.
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Los guardias civiles y sus parejas, además, fueron víctimas de mucho más que una agresión física. La prueba es que ya ninguno de los agredidos, ni los agentes ni sus parejas, siguen viviendo en Alsasua. Les han echado del pueblo a las víctimas. Mientras los agresores han sido convertidos en héroes, los agredidos han tenido que ir al exilio. No sólo la chica de Alsasua que cometió el delito de salir con un guardia civil ha tenido que huir del pueblo, sino hasta su familia, vendiendo su negocio y el piso que tenía. No fue una mera pelea de bar, fue nazismo. Es nazismo.
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En cuanto a las penas, son exactamente las que prevé el Código Penal, obviamente redactado antes de la pelea. Son las penas que se impondrían a cualquiera que agrediera a dos policías y sus parejas mandándolas al hospital y al quirófano a una de ellas. No son penas de 12 años por un sólo hecho, son penas acumuladas por varias agresiones a varias personas. Apalear a un sólo ertzaina fuera de servicio en las Fiestas de Bilbao en 1993 supuso 6 años y medio de condena contra aquellos otros “txabales” (teenagers en la terminología de Guardiola), varios de los cuales acabaron en ETA.
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En una pelea de bar normal, no habría habido tampoco manifestaciones multitudinarias en defensa de los agresores. Unos agresores que por cierto han recabado el apoyo absoluto de los defensores de los presos de ETA y de los defensores de los golpistas catalanes, evidenciando una vez más que hay una relación de fondo, que no estamos ante una mera pelea de bar, que la agresión tuvo un origen ideológico y que la ideología de los agresores es la que determina también el apoyo de sus defensores.
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La anormalidad de todo lo que tiene que ver con Alsasua para gentes como Guardiola llega al punto de que Alsasua es para ellos un modelo en vez de un contramodelo. Alsasua para ellos es un ejemplo. Los radicales de Alsasua son un ejemplo. El apoyo a los agresores por parte de la población local es ejemplar. Para Guardiola, para el nacionalismo catalán y vasco en general, todos los pueblos tendrían que ser como Alsasua. Ese ambiente de terror para todos aquellos que no son nacionalistas es el que tendría que existir en todos los rincones de Navarra, la CAV y Cataluña.
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