Algunos medios se hicieron eco ayer de una noticia estremecedora, sucedida en Brasil, referida al asesinato de un niño de 9 años. Rosana Cândido, de 27 años y madre del menor, y Kacyla Pessoa, de 28 años, formaban una pareja lésbica descontenta con el género del hijo de la primera. En consecuencia, le dejaban pelo largo y lo vestían de niña tratando de que el niño asumiera e interiorizara el rol sexual que su madre y su pareja lesbiana deseaban para él. Ante la resistencia del pequeño, hace un año le amputaron el pene (siguiendo las instrucciones de un vídeo de internet) y finalmente lo han asesinado asestándole 12 puñaladas. La pareja de lesbianas intentó deshacerse del cuerpo quemando una parte en una barbacoa, arrojando otra a una alcantarilla y escondiendo otra en unas mochilas.
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Dentro del horror de la noticia se aprecia sin embargo el desplome de muchos de los mitos que nos vienen repitiendo desde el discurso dominante y los grandes medios en los últimos tiempos. Era mucho mejor que un niño fuera criado por una pareja homosexual que por una pareja homosexual que lo maltratara, castrara y asesinara. Y efectivamente, ante quienes así razonaban mucha gente les dio la razón.
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Que la violencia en el marco de la pareja es un hecho masculino y propio del varón también parece cuestionable a la vista de esta noticia, u otras similares que se filtran de vez en cuando. O la idea de que fuera de la violencia del varón sobre la mujer no hay otras violencias de las que preocuparse, como la violencia sobre los ancianos, los dependientes o los niños.
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La noticia contradice también abiertamente toda la doctrina de SKOLAE. Desde la idea de que hay niñas con pene, pese a lo que la pareja de la noticia amputó el pene al pequeño, a la idea de que somos aquello en que nos educan, y que el género no existe sino que es una construcción social y algo aprendido. Parece ser que al niño de la noticia no era tan fácil convertirlo en niña. De hecho, en programas como SKOLAE, tan pronto se nos dice que uno es sólo aquello en que le educan como que hay niños que desafían los roles de género impuestos por la educación y que por tanto hay que cambiar esos roles.
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Más aún, en un contexto tradicional diríamos que las dos protagonistas de la noticia simplemente son unas hijas de puta, pero desde el punto de vista del feminismo y la ideología de género, igual que cuando un hombre mata a una mujer hay que preguntarse por el marco cultural e ideológico referencial en el que el hombre mata a la mujer, para culpabilizar a ese marco en vez de al asesino, aquí habría que preguntar cuál es el marco cultural e ideológico referencial en el que bebían estas dos mujeres el cual les condujo a rechazar el género de su hijo, amputarle el pene y matarlo. ¿De qué ideas es hija esta atrocidad? ¿O los asesinatos “machistas” tienen padres y estos otros son huérfanos? O todos los crímenes se explican por su contexto o ninguno se explica, pero no puede haber una vara de medir para cada violencia.
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Naturalmente no se puede juzgar a todo el género femenino o a toda la cultura occidental por el crimen de una pareja lesbiana en Brasil, pero tampoco entonces a todo el género masculino o a toda la cultura occidental por tal o cual crimen cometido por un hombre entre un millón de hombres. Seguro que todos los días se puede recoger de alguna parte del mundo algún caso de violencia como ésta que fue noticia ayer. ¿Qué imagen de las mujeres o de las lesbianas tendríamos si todos los días todos los telediarios recogieran casos de violencia dándoles un gran protagonismo? El año pasado hubo en España 47 hombres que asesinaron a sus parejas frente a 23 millones de hombres que no asesinaron a sus parejas. A veces da la impresión de que esos 23 millones son juzgados por los otros 47. A ver cómo llamamos a eso, porque objetividad y justicia parece que no es el caso.
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