Parece ser que el Ministerio de Hacienda, uno de los responsables superiores del masivo expolio fiscal que sufrimos los españoles, quiere ir más allá del uso de drones para inspecciones no necesariamente catastrales. Precisamente, según fuentes del organismo, se sopesa la automatización de algunas tareas administrativas con «robots-software».
No dan detalles suficientes sobre la iniciativa, ni parece que tengan muy claro cuándo ejecutar los primeros proyectos dotados de esa tarea. Pero parece ser que también se está estudiando en otros organismos ministeriales y que una de las principales motivaciones sería, más que la innovación, la reducción de costes operativos. Pero, ¿qué habría de cierto aquí?
Los costes futuros provendrían de otras partidas
Uno podría pensar que con esto habría una considerable bajada de costes (por ejemplo, en cuanto al empleo estatal). Pero, igual que ocurre en el sector privado, la digitalización (ya se trate de la inteligencia artificial o del potencial de las tecnologías web) no destruye puestos de trabajo en sí, ya que contribuye a establecer otra serie de «nichos».
Igual no necesitaríamos tantos técnicos administrativos o agentes judiciales, pero los procesos de informatización tienen costes e implicaciones. Un robot tiene un valor en el mercado (fabricación, distribución) mientras que de una u otra forma el uso de software va a requerir la demanda de ingenieros de software y técnicos.
Haya o no una externalización, el mantenimiento viene a ser una fase más de los ciclos de vida de desarrollo de soluciones de software (igual con el hardware). Hay que aplicar actualizaciones y hacer revisiones periódicas, mientras que existen también otros costes asociados, relacionados con la electricidad y, en otros aspectos, con el uso de servidores y clústeres de datos.
La cuestión no es tanto del cómo como del cuánto
Los trámites burocráticos son, a día de hoy, bastante tediosos, aunque se realicen a través de una página web con una certificación SSL (lo cual hace que el protocolo sea HTTPS). De hecho, regulaciones adicionales como la nueva normativa comunitaria de protección de datos incrementan ese nivel de complicación, apreciado negativamente incluso entre quienes un nivel de usuario bastante alto.
La solución no radica tanto en el tipo de lenguaje de programación o de tecnología que utilicemos: SQL, NoSQL, COBOL, C#, Python, MongoDB, MySQL, Apache, Amazon Web Services, Cassandra… (aunque haya ventajas, por ejemplo, en el uso de NoSQL frente a SQL a pesar de no haber conceptos relacionales), sino en los pasos que hay que dar (por decirlo de alguna manera).
La maquinaria burocrática no deja de engrosarse. Cada día salen nuevas regulaciones y directrices que complican muchas labores contributivas para con la sociedad así como la creación de nuevas empresas, es decir, de entidades que no solo permitan a las familias prosperar, sino ofrecer algo a la sociedad a lo que el mercado le asigne, espontáneamente, un valor en concreto.
Una vez dicho todo esto, no deberíamos de olvidar que los burócratas de turno siempre estarán abierto a generar nuevos motivos de despilfarro político y complicación de la vida diaria de los individuos. Seguramente salgan de sus cabezas nuevas comisiones, comités, secretarías, carteras ministeriales, puestos funcionariales…
Así pues, si esperan que la tecnología nos brinde mayor libertad y respeto a la propiedad privada (en términos de renta por ejemplo), tengan presente que no es cuestión sino de pensar en aprovechar el potencial que nos brinda (máxime gracias a la esencia descentralizada de Internet) para contrarrestar la problemática que supone el Estado). Blockchain es una buena utilidad.