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¿Qué ha pasado en la votación de las generales en Navarra?
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¿Qué es lo que ha cambiado?
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¿Qué movimientos se han producido?
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¿Cuál es el análisis a la vista de los números?
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Sobre todo lo ya examinado, hay un dato que merece ser destacado por su importancia y es el resultado del PSOE en Navarra: de dónde ha venido el voto y cómo ha afectado al resto de formaciones. Los números ofrecen una lectura bastante clara en este sentido. En realidad, al menos por bloques, aparte del voto socialista tampoco ha habido grandes movimientos electorales en las elecciones del pasado domingo.
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Por bloques, tenemos que el total del centro-derecha entendido como Navarra Suma+VOX alcanzó los 124.784 votos, que son casi los mismos que estas mismas formaciones menos VOX obtuvieron en las generales de 2016. Para ser exactos, el resultado es casi igual aunque se han perdido 2.697 votos. Lo único reseñable en este bloque es el surgimiento de VOX.
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Si analizamos el bloque del cuatripartito, nos encontramos con que ha obtenido 136.958 votos frente a los 140.689 de las generales de 2016. Es decir, que tampoco hay una gran diferencia, aunque pierde 3.731 votos. Lo que sí se observa es una caída de Podemos de 26.804 votos y una subida de 23.073 votos de Bildu y Geroa Bai. Atención al dato porque, contra lo que pudiera pensarse, parece que el voto que pierde Podemos en Navarra no va al PSOE, sino al nacionalismo. Toda la caída de votos de Podemos la absorben prácticamente Bildu (+15.266) y Geroa Bai (+7.807).
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La pregunta entonces es de dónde saca el PSOE sus 35.921 votos más que en 2016 si el centro-derecha y el cuatripartito sacan aproximadamente los mismos votos que en 2016. La respuesta aparentemente hay que buscarla en los 30.324 votantes más que ha habido en 2019. Podría decirse que los 30.324 votantes que en vez de abstenerse han decidido votar lo han hecho votando por el PSOE. Obviamente no es posible extraer automáticamente esa conclusión, porque de esos 30.000 nuevos votantes podría haber 10.000 que, por ejemplo, hubieran votado a Podemos, sólo que otros 10.000 que habían votado a Podemos ahora lo hubieran hecho por el PSOE. De este modo, el PSOE ganaría efectivamente 30.000 votantes, pero sólo 20.000 directamente de la abstención y 10.000 de Podemos. No se puede afirmar indudablemente por tanto que los 30.000 votos que han salido de la abstención han ido íntegramente y directamente al PSOE, pero sí puede decirse que el resultado coincide exactamente con que hubiera pasado eso. Y eso es un gran resultado para el PSOE. De hecho, si lo extrapolamos al resto de comunidades, explicaría bastante lo que ha pasado.
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Adentrándonos en el proceloso y arriesgado ejercicio de intentar aventurar si este movimiento puede tener algún traslado a las elecciones forales, podría suceder que el PSN se convirtiera en la segunda fuerza más votada tras Navarra Suma y desde luego por delante de Geroa Bai, Podemos y Bildu. Ser la fuerza más votada del cuatri/pentapartito podría apoyar a su vez el propósito de nombrar presidenta a María Chivite, como líder de la fuerza más votada de ese campo. En cualquier caso, si en las forales se reprodujera en alguna medida el resultado de las generales, la consecuencia sería que el cuatripartito no podría revalidar tal cual su mayoría y que el PSN tendría la llave para formar el futuro gobierno. Pero claro, esto puede entrar más en el campo de la futurología razonable que en el del análisis político. La futurología razonable suele ser algo más complaciente porque no se puede cobrar a un cliente por predecirle una birria de futuro.
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