“ETA no es la banda del Tempranillo, que se nos quiere hacer ver”, dijo un buen día Arzallus, ahora que la prensa nacionalista, como la llaman en mi pueblo, se dedica a recoger las “florecillas” del ex presidente. Y, como para él no era la banda del Tempranillo, sino la banda del mérito patriótico, la banda de los mejores hijos de su Pueblo, aunque un tanto descarriados, se dedicó, con su partido, a recoger las nueces de los nogales que sacudían ellos con sus coches bomba, metralletas y pistolas… Y a pedirles favores, a que no se desarmaran a destiempo, a que no mataran a vascos fetén, a gentes nacionalistas. Y se dedicó también a pactar con ellos cuando convenía, como en el Pacto de Estella. Y, como la banda etarra no era la banda del Tempanillo, Ibarretxe buscó a sus amigos políticos para su gobierno. Y los hubieran seguido buscando, si éstos no hubieran roto el saco de tanta avaricia y prisa de poder como tenían. Como ETA, ni Herri Batasuna, ni Bildu, ni Sortu son la banda del Tempranillo, Geroa Bai de Barkos también los quiere con ella. Y a Podemos e IU no les parece mal. Con tal de recoger las nueces de los votos, que se deben, lo quieran aceptar o no, sobre todo a ETA. No les importa. La construcción nacional es lo primero para unos, y para otros, la supervivencia. Las nueces se pueden comer siempre. La moral muchas veces no deja ni comer.