¿Crisis? ¿Qué crisis?
El Congreso Federal de la UGT supuso el lleno total de los hoteles más eclusivos de Pamplona. Entre los favoritos el Palacio de Guenduláin, el Hotel Tres Reyes, el Iruña Park o el Maisonave. La cúpula sindical se reservó para sí el máximo lujo, ocupando las habitaciones del hotel La Perla. Para reelegir al candidato único sin oposición, la UGT invirtió 4 días durante los cuales gastó la friolera de 600.000 euros. La UGT, como el resto de partidos y sindicatos, se financia casi exclusivamente con el dinero de los impuestos.
Ovación a Zapatero.
El presidente del gobierno, cuya asistencia no estaba prevista, apareció sin embargo a participar en el Congreso y a agradecer el “apoyo y cariño” del sindicato. Significativamente, Zapatero no acudió al Congreso de directivos que se celebró hace apenas dos semanas también en Pamplona, y en el que su asistencia sí se había anunciado.
El congreso del conformismo.
En cuanto los contenidos, el Congreso sólo sirvió para verificar una vez más el aparente conformismo del sindicato. El presidente bajo cuyo mandato España ha alcanzado su récord histórico de paro, aprovechó mediáticamente el evento para mostrarse a pesar de la crisis rodeado del fervor del sindicato. Al margen de los más de 4 millones de parados, Zapatero presumió de la gran labor social de su gobierno. La UGT, respecto a la política económica o la legislación laboral, no pareció estimar que un 20% de paro exija autocrítica ni cambios. Siguiendo la lógica de que la forma de evitar el paro es prohibir los despidos (medida cuya coherencia no se lleva hasta el final), rechazó la flexibilización del mercado de trabajo. Gobierno y sindicato revalidaron sus votos para manifestarse próximamente de la mano contra las empresas y empresarios, cuya proliferación –al parecer- se presenta como la mayor amenaza para la creación de puestos de trabajo.