Si Pedro Sánchez convocara elecciones anticipadas, como se viene barajando, estaría asumiendo dos situaciones significativas. La primera y más importante que podría tener que dejar los viajes, el Falcon y la Moncloa. Cuando para alguien eso lo es todo, obviamente se lo tiene que pensar dos veces antes de ponerlo en riesgo, pero es que además uno tiene que calcular si convoca elecciones anticipadas para ganarlas o para perderlas. En este sentido, el mensaje que Sánchez enviaría al electorado español convocando elecciones anticipadas es que hay que votar un cambio de gobierno. Es decir, si convoca elecciones porque no puede gobernar, no tiene sentido un resultado electoral que repita la fórmula que le impida gobernar, con los separatistas y Podemos. Por consiguiente, el mensaje implícito en un adelanto electoral sería voten a la derecha que yo no puedo. El propio Pedro Sánchez, cuando utiliza un adelanto electoral como mecanismo de presión a los nacionalistas para que le aprueben los presupuestos, significativamente es porque da por hecho que ganaría la derecha.
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¿Pero y si no anticipa las elecciones? ¿Tiene alguna otra posible jugada el líder del PSOE que tampoco sea ceder en todo al separatismo?
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El hecho es que Pedro Sánchez no está realmente forzado a convocar elecciones hasta que se lo imponga la ley en 2020 por el agotamiento de la legislatura. Hasta entonces puede seguir gobernando por decreto y prorrogando los Presupuestos. Pero es que además hasta esa fecha el PSOE podría dar un notable giro de timón y pasar a convertirse en azote de los nacionalistas. Si no le aprueban los Presupuestos, los separatistas ya no le sirven para nada; por el contrario, pasar a la ofensiva contra el nacionalismo podría servirle para recuperar votos, frenar el clamor popular contra el entreguismo del gobierno y hasta parar el progreso de VOX. El PSOE podría además dejar sin discurso a PP y Ciudadanos, e incluso reclamarles un apoyo para enfrentar al nacionalismo que malamente le podrían negar sin generar entre su propio electorado una cierta perplejidad. Pedro Sánchez, además, podría esgrimir el discurso de que ha intentado todo lo posible hasta el extremo para intentar un diálogo sincero con el nacionalismo, pero que ha sido inviable por la cerrazón del separatismo.
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Dentro de un año el PSOE se presentaría en un escenario en el que habría desactivado buena parte del discurso que más le está dañando y en el que podría aspirar a formar mayoría con Ciudadanos, una opción no del todo descartable aritméticamente a la luz de algunas encuestas. Esta opción no sólo sería más pragmática para el PSOE que la esperpéntica alianza con los separatistas y la ultraizquierda bolivariana de Podemos, sino que también sería interesante para Ciudadanos. Es decir, para Ciudadanos podría ser más cómodo un gobierno con el PSOE que otro incluyendo a VOX.
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Es evidente que Pedro Sánchez querría agotar la legislatura siquiera porque quien ya tiene la presidencia en unas elecciones sólo puede quedarse igual o perderla, y también por hacer honor al título de su libro, “Manual de Resistencia”, aunque para poder agotar la legislatura necesite un cambio de rumbo como el que se acaba de señalar.
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Alternativamente los separatistas pueden repensarse su propia posición o Pedro Sánchez puede adelantar las elecciones y confiar en su buena estrella. O puede haber una moción de censura en la que sucedan cosas inesperadas o cualquier otro hecho que nos sorprenda. Por eso resulta siempre tan interesante la estrategia política.
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