Asumámoslo, las personas con olfato para los negocios están en los negocios, no son funcionarios de la administración ni engranajes de su burocracia. En medio del escándalo sobre Davalor acaba de saltar a la actualidad otra inversión desastrosa que afecta a Sodena.
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Según ha comunicado Metro Madrid, va a resolver el contrato con la empresa Sentil 2000 SL a causa de los impagos que se vienen sucediendo hace meses. Sentil es una empresa de vending que pujó en 2017 por un contrato para instalar más de 200 máquinas expendedoras en el metro de Madrid a cambio de pagar un porcentaje y un canon. Al parecer, las cuentas no salen casi desde el primer momento, la empresa ha ido dejando de reponer producto, las máquinas llevan meses semivacías y si no hay producto tampoco hay ventas, pero hay que pagar el canon. El resultado es que la propia empresa reconoce que “es una ruina mantener las máquinas” y que próximamente serán retiradas.
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Toda la historia es mucho menos lejana de lo que parece porque resulta que todos los navarros somos accionistas de Sentil 2000 gracias a otra grandiosa operación de las luminarias de Sodena y Davalor. Poco antes del verano de 2017 el Gobierno de Navarra anunciaba que Sodena había decidido apoyar la expansión de esta empresa entrando en el accionariado con una inversión de 4 millones de euros. Eso es lo que ahora los navarros tenemos en juego.
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Por otro lado, un cálculo aproximado publicado en hostelvending.com evidencia la dificultad extraordinaria desde el principio de que la inversión en Madrid se saldara con éxito.
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Según las condiciones de contratación, Sentil tendría que pagar un canon mensual de 160 euros por máquina más un 16% de las ventas.
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Analizando lo que ganan en promedio todas las máquinas de Sentil, el resultado sería de aproximadamente 2.962 € por máquina al año y 246€ al mes.
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Si a estos 246 euros les descontamos los 160 del canon quedarían unos 86 €, a los que habría que restar el 15% de las ventas netas, dando un total de 73 euros por máquinas y mes.
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Descontando seguros, mantenimiento, reposición y merma de productos, el resultado, si las cifras en el metro de Madrid se corresponden más o menos con el promedio de las máquinas de esta empresa, era que las cuentan no daban para rentabilizar en absoluto las máquinas, como efectivamente ha sucedido.
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Afortunadamente, pese a este fiasco, SENTIL no es una entelaquia como Davalor sino una de las principales operadoras de “vending” de España perteneciente a Corporación Jofemar, grupo empresarial navarro con instalaciones productivas de 52.000m2 en Peralta. Es un grupo diversificado que diseña, fabrica y comercializa, a través de sus distintas divisiones, una amplia e innovadora gama de soluciones tecnológicas para máquinas de dispensación y venta automatizada (“vending”), con una facturación superior a los 36 millones de euros, más de 3.000 máquinas expendedoras instaladas, presencia en más de 84 países y una plantilla que supera los 270 empleados (el 60 % en Navarra). Eso sí, sodena es accionista de Sentil, no de Jofemar.
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Esperemos por tanto que las pérdidas en el metro de Madrid se puedan compensar con ganancias en otros puntos y que este no sea otro lío en el que nos hayan vuelto a meter desde Sodena los genios de la inversión en Davalor. Aunque el cuadro que se puede observar en el último informe de auditoria de las inversiones de Sodena no resulta demasiado tranquilizador.
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