Ayer en el Pleno del Parlamento de Navarra Uxue Barcos volvió a hablar de SKOLAE. La intervención de la presidenta, a petición del PPN, tenía su enjundia porque el tema principal era la obligatoriedad o no obligatoriedad de SKOLAE. ¿Es o no es obligatorio SKOLAE? Si no consiguen ustedes aclararse, es posible que tras repasar todos estos titulares se conviertan en “cazadores de brujas”.
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Ante la monumental y justificada confusión que existe respecto a SKOLAE, ayer Barcos sostuvo que la cosa estaba muy clara. Que SKOLAE iba a ser obligatoria en los centros públicos y voluntaria en los concertados. O más o menos voluntaria, ya que los centros concertados que rechacen SKOLAE tendrán que tener unos contenidos equivalentes, para lo cual Barcos promete una extraordinaria vigilancia de la inspección educativa. Esta cita viene a resumir lo explicado por Barcos: “La educación en igualdad, la coeducación, es obligatoria, los programas en la red publica son los que señala la consejera de Educación y es Skolae, y en la concertada algunos han optado por él y están satisfechos”.
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¿Tranquilos todos entonces? Pues claro que no.
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Para empezar es inaceptable que los dos tercios de los chavales que estudian en centros públicos vayan a ser inevitablemente educados por el programa SKOLAE. SKOLAE es malo porque es un bodrio sectario lleno de contenidos ideológicos totalmente cuestionables. SKOLAE es malo tanto para los chavales que estudian en la educación pública como en la concertada. Las familias cuyos hijos estudian en los colegios públicos no pueden tener menos derecho a la defensa de sus hijos y a la libertad educativa que el resto de familias. Pero es que además que Barcos diga que SKOLAE no será obligatorio para los concertados no puede tranquilizar a nadie en absoluto. Primero porque ya vemos que las contradicciones en las declaraciones sobre SKOLAE son constantes, pero además y sobre todo porque ayer Barcos, a la vez que decía que el programa no sería obligatorio en los concertados, por otro lado se negaba a anular las resoluciones del Departamento de Educación que prevén la oligatoriedad de SKOLAE. Esto es mucho más grave porque si las palabras de Barcos no coinciden con lo que dicen las resoluciones del Departamento de Educación, ¿con qué nos quedamos? Las palabras se las lleva el viento, pero las resoluciones publicadas en el BON que Barcos se niega a anular permanecen. Para ser creíble, Barcos no debería estar enfadada con la oposición sino con su Departamento de Educación, cuyo Director General emite directivas que contradicen abiertamente su discurso. ¿O tiene Barcos un doble discurso?
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Las resoluciones del Director General de Educación, que sospechosamente Barcos se niega a anular, reflejan claramente que SKOLAE será obligatorio para todos los centros públicos y para los sostenidos con fondos públicos, como los concertados. O sea, obligatorio para todos menos para los colegios privados, si los hubiera en Navarra, que por otro lado es lo que decía Marisa de Simón en aquel celebre discurso en el que negaba el derecho a la libertad educativa de las familias, salvo las que pudieran pagarse una educación privada.
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Ante la duda sólo hay una manera de garantizar que SKOLAE no será obligatorio los próximos cursos, de golpe o escalonadamente, y es aprovechar las elecciones para desalojar del gobierno a Barcos y sus socios. Aunque si volviera a ganar Barcos, en un estado de derecho ninguna mayoría legitima el pisotear la libertad educativa del vecino.
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