El 28 de diciembre, y no era una inocentada, Diario de Navarra publicaba que el Ayuntamiento de Burlada les está pagando la luz y el agua a los okupas. Ayer mismo, también en Burlada, el PPN denunciaba una exposición con obras de presos de ETA en la Casa de Cultura de Burlada. La calidad artística la pueden calificar ustedes mismos, pero puestos a comparar podrían ser mejores hasta los cuadros de Tejero, que dudosamente incluiría en ninguna exposición de ninguna casa de cultura ningún ayuntamiento de Bildu por motivos artísticos.
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Que el Ayuntamiento de Burlada esté pagando la luz y el agua a los okupas nos lleva a preguntarnos por quién se la está pagando a los okupas de Pamplona. Hace unas semanas UPN volvió a solicitar, por tercera vez ya en cuatro meses, que se realice una inspección en el palacio del Marqués de Rozalejo porque “se están realizado actividades de hostelería, imposibles de llevar a cabo sin un suministro de agua, lo que nos lleva a pensar que se está sustrayendo de la red pública de manera ilegal”. En principio lo único que se sabe a través de la Mancomunidad de Pamplona es que no hay contratado un servicio de agua en ese edificio y que el cuatripartito no quiere saber lo que pasa en ese edificio, por lo que evita realizar ninguna inspección.
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Remontándonos unas semanas más hacia atrás, UPN denunciaba la existencia de un informe de Patrimonio en el que advertía de los riesgos del edificio incluyendo el de incendio, ya que en Rozalejo los okupas estaban tomando de manera ilegal la electricidad.
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Eso no es autogestionar, es robar
Resulta extremadamente paradójico que los okupas presenten sus garitos como un modelo alternativo de “autogestión” cuando el garito no es suyo, la luz la roban y el agua se la paga el Ayuntamiento. Exactamente, ¿dónde está entonces la autogestión?
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Aparentemente sólo caben dos razones para que a los okupas se les permita campar a sus anchas, a costa del dinero y el patrimonio de todos, allá donde gobierna el cuatripartito. O se les permite todo por afinidad ideológica, o se les permite por miedo a la que puedan liar. En cualquiera de los dos casos hay que concluir que actuar como una mafia funciona y que el Gobierno y el Ayuntamiento quedan a la altura del guano. Y a ver qué pasa si un día se produce un incendio y tenemos una desgracia. Desde luego la excusa no podrá ser que nadie hubiera podido preverlo.
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