El feminismo en España es casi otra forma de predicar el marxismo. El marxismo ha encontrado en el feminismo una forma políticamente correcta de entrar en las escuelas y en los medios. No estaría bien visto educar a los niños de los colegios en que sean marxistas, pero en cambio se acepta con naturalidad (véanse las fichas de SKOLAE) en que sean feministas. El problema para el marxismo sólo era conseguir que educar en el feminismo y educar en el marxismo fuera lo mismo. La cosa resulta tan fácil como enseñar a los niños que la causa de que las mujeres sufran alguna violencia es el capitalismo. El heteropratiarcado capitalista. Acabar con la violencia contra la mujer y contra el capitalismo es lo mismo. Estar a favor del capitalismo es estar a favor de la violencia contra la mujer. No se puede ser buena persona y no ser marxista. Perdón, feminista.
X
x
En los países socialistas no existe violencia de género. ¿Seguro?
Lo que de entrada no suele existir en los países socialistas es libertad, de modo que suele resultar problemático encontrar estadísticas y menos estadísticas fiables sobre la llamada “violencia de género» en este tipo de países. Se supone que la dictadura del proletariado sirve precisamente para traer a los países abundancia, medicinas e igualdad de género y ausencia por tanto de violencia de género. Salta a la vista que en los países socialistas, por el contrario, hay desabastecimiento y racionamiento, hospitales mugrientos con medios de hace 50 años y una población femenina apaleada y en buena medida, como en Cuba, sometida a la prostitución. Los estados socialistas no han conseguido en absoluto acabar con el hambre, la falta de sanidad o la violencia de género, lo que sí han conseguido es prohibir que se pueda hablar del hambre, la deficiente sanidad o la violencia de género que existe en ellos. Si la dictadura comunista se justifica en la igualdad y la prosperidad comunista, y resulta que esa igualdad y esa prosperidad es mentira, deja de justificarse la dictadura comunista. Luego no puede haber libertad para hablar del hambre, la desatención sanitaria o la violencia de género en los países comunistas. Lo que sucede es que hay realidades que no pueden taparse y se puede hablar con libertad de los estados socialistas fuera de los estados socialistas, de momento.
X
De este modo, nos encontramos por ejemplo con un informe de la poco sospechosa Amnistía Internacional, denunciando la impunidad de la violencia de género en Venezuela y aportando datos como que de las más de 70.000 denuncias anuales por violencia de género, menos del 1% llegan a jucio, y el 96% de ese 1% de denuncias que llegan a juicio no acaban en condena.
x
X
Los datos son reveladores en primer lugar por la existencia de nada menos que de 70.000 denuncias, que seguramente serían muchas más si existieran más esperanzas de que los denunciados no salieran impunes en el 99% de los casos. De hecho, lo raro es que existan tantas denuncias pese a la impunidad casi absoluta. En segundo lugar los datos resultan llamativos porque el estado socialista venezolano viene en la práctica a establecer que el 99% de las mujeres que dicen ser maltratadas en realidad se dedican a presentar falsas denuncias, algo que contrasta bastante con la presunción de veracidad que reclaman las feministas en los países capitalistas las cuales afirman que no existe un número significativo de denuncias falsas.
x
X
Algo similar al caso venezolano no los encontramos también en Cuba. Oficialmente el problema ni existe, pero hasta en Youtube hay vídeos de mujeres cuabanas apuñaladas por sus exparejas en plena calle. En el vídeo además se aprecian otras muchas cosas llamativas, como las fachadas de casas descascarilladas, las verjas en las ventanas (luego hay robos), los coches (cuando los hay) de hace 60 años, y la ausencia de ambulancias y personal médico, suplida por un traslado de malas maneras de la apuñalada en un coche de policía (de eso sí que hay en cantidad en los regímenes socialistas).
X
x