El día que no hablamos de sonarse los mocos con la bandera, tenemos que hablar de escupitajos. Quizá sea impresión nuestra, pero el nivel del debate político en España cae por el precipicio a cámara rápida. A cámara lenta, en cambio, hay que examinar lo sucedido ayer en el Congreso para ver si un diputado de ERC, que abandonada el hemiciclo con el resto de su grupo tras haber sido expulsado Rufián por la presidencia, escupió a su paso al ministro Borrell, como éste ha denunciado.
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Lo cierto es que las imágenes (al menos las publicadas hasta ahora) no muestran claramente el escupitajo, en el sentido de que se aprecie el esputafio saliendo de la boca del diputado volando en dirección al ministro. Sin embargo, sí se aprecia claramente el gesto del diputado para escupir. Es decir, el gesto de escupir sí que lo hizo, aunque la resolución de las imágenes no permite apreciar si además hubo perdigón o no. En realidad carece de sentido rebajar el debate a la altura de una flema porque el mero ademán de escupir a un ministro en el Congreso ya debería resultar totalmente inaceptable. Pero el salivazo no salió. Pero no le dio. Pero no le mató… No si al final habrá que ponerle una medalla al diputado de ERC y encima pedirle perdón.
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Borrell publicó algo más tarde un tuit expresando que “Si Rufián fuera Catilina le hubiera replicaddo como Cicerón “Quosque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?» (¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?). Pero las Catilinarias tenían un nivel oratorio imposible de comparar con el del diputado Rufián”.
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Efectivamente, no tiene sentido dirigirse en latín a un escamot. La trifulca parlamentaria ha venido precedida por un cruce de apelativos intercambiados durante los últimos días entre ERC y Ciudadanos, al decidir ERC llamar “fascistas” a los miembros de Ciudadanos cada vez que estos les llamen “golpistas”. Resulta un tanto curioso este intercambio puesto que Ciudadanos, de forma bastante evidente, no es una formación fascista ni golpista, y quien piense lo contrario seguramente no admitirá argumentos en contra, cuando en cambio ERC es una formación tanto fascista como golpista.
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El golpismo y fascismo de ERC
Suele el diputado Gabriel Rufián repetirse bastante en las comparecencias de miembros del PP en las comisiones de investigación en las que interviene, siendo sus dos preguntas más prototípicas a los comparecientes si se sienten avergonzados de pertenecer al PP y si, con tanto poder dentro del partido, alguien se puede creer que no sabían nada de todo lo que se estaba robando. El caso es que antes de preguntarse por la vergüenza del prójimo, rufián acaso debiera preguntarse si no es él mismo quien debiera avergonzarse de pertenecer a un partido como ERC. Un partido golpista y antidemocrático en 2017 (proclamando una república independiente frente al 53% de los catalanes y el 90% de los españoles), pero golpista ya en 1934, en cuanto la izquierda perdió las elecciones en la Segunda República. Lo que hizo ERC en 1934 les iguala a la altura de Franco. Lo que sucede es que a la izquierda le parecen muy mal siempre todos los golpes de estado, menos cuando los da la izquierda. Estamos por ver que la izquierda española o el nacionalismo se avergüencen de los golpes que han dado a lo largo de la historia y, ya puestos, de pertenecer a formaciones golpistas incapaces de asumir la autocrítica.
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En la misma línea argumentativa de Rufián, habría que preguntarse si alguien se puede creer que, teniendo la presidencia de la Generalidad entre 1936 y 1939, ERC no se enteró de nada respecto a los miles y miles de asesinatos que tuvieron lugar en Cataluña mientras gobernaba.
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El caso del asesinato de Sara Jordà, por poner un ejemplo
Sara Jordà (Figueras, 1895 – Barcelona, 1938) fue una mujer que, obteniendo documentos, sellos y salvoconductos, ayudaba a salir de la zona republicana a personas en riesgo de ser ejecutadas por el gobierno de Companys (el líder de ERC) o alguna de las milicias que campaban impunemente por la zona frentepopulista. Gracias a esta mujer, muchas personas evitaron ser una de las más de 8.000 que fueron ejecutadas en Cataluña. Sin embargo Sara no pudo evitar ella misma el destino del que libró a tantos otros. Identificada la labor que estaba llevando a cabo, fue detenida, trasladada al Castillo de Montjuic y condenada a muerte por el “Tribunal de Alta Traición”. A través de un diplomático británico, su hija pidió la misericordia del indulto a Companys, el cual no tuvo piedad y confirmó la sentencia a muerte. El 11 de agosto de 1938, Sara Jordà fue ejecutada en los Fosos de Santa Elena de Montjuic junto con otras 6 mujeres y 57 hombres. Todas aquellas sentencias de muerte llevaban el sello de la Generalidad que dirigía Companys, al que los líderes nacionalistas y Podemitas van a hacerle homenajes en esos Fosos de Santa Elena donde el fusilador fue a su vez fusilado. Eso sí, el homenaje de los citados es sólo a Companys, no a todas las víctimas de Companys y de ERC que previamente fueron fusilados en esos Fosos. De todo eso que forma parte de su partido, y mucho más que podríamos añadir, no se avergüenza Rufián.
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O miente ERC o miente y crispe Borrell. ¿Dónde se sitúa el PSOE?
A la espera de que puedan aparecer más imágenes o más claras del suceso, quien sí parece avergonzarse de alguien de su partido en todo este asunto es el PSOE de su ministro Borrell. Porque o miente Borrell, que dijo «No voy a hacer la anatomía del escupitajo, se giró y me escupió», o miente ERC. ¿A quién cree más el PSOE? ¿Acusa el PSOE a Borrell de inventarse el escupitajo o le apoya? Y si cree a Borrell y piensa que hubo escupitajo, ¿se va a dejar escupir sin más para mantenerse en el poder? ¿Esa es su dignidad? ¿O va decir que Borrell se inventó un escupitajo pero el que crispa es el PP y no Borrell?
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