Algo más que un juego

Para denunciar a Skolae se ha hablado mucho de los “juegos eróticos”, asunto que en el programa en sí (otra cosa es su desarrollo en grupos de trabajo) queda vagamente apuntado: en el itinerario de los 0 a los 6 años, en lo que llaman “ámbito social”, se dice textualmente: “Reconocimiento de la sexualidad infantil desde el nacimiento despenalizando el reconocimiento y la vivencia de dicha sexualidad en el ámbito de la escuela y la familia (curiosidad sexual, juegos eróticos infantiles…).” Dejando a un lado que dudo mucho que haya sujetos penalizados de 0 a 6 años por nada, creo que la argumentación contra Skolae debe ir más al fondo y al documento por entero.

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Skolae comparte estrategias y fundamentos similares a los que alimentaron la reforma educativa de la LOGSE. Es típico de las pseudociencias vestir con palabrería ideas obvias o emociones camufladas. Formulaciones del tipo “Este Plan concentra su atención en desarrollar un itinerario de aprendizaje” para lo que, simplemente, significa ‘este plan educativo consiste en’, es algo más que un circunloquio molesto. El plan no “consiste”, porque “consistir” sería una imposición de una determinada materia; no: “concentra su atención en desarrollar” implica un proceso lento, concienzudo, honrado e inapelable. El mensaje subliminal es claro: el lenguaje tradicional (que representa la realidad tradicional) no sirve: no describe la realidad en toda su riqueza. La transmisión de esta “bondad” se hace en el plano emocional, en el que pocos se atreverán a descubrir el engaño.

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En la misma estrategia está decir muchas cosas, aparentemente lógicas: “Conocer y aceptar la capacidad personal para expresar y establecer relaciones afectivas sexuales y de convivencia favorecedoras del respeto y el crecimiento personal en igualdad”. Para cuando leo “igualdad”, naturalmente, se me ha olvidado qué he leído después de “conocer”. El lector se pierde en esta sintaxis en ristra y se agarra a la sensación de que se está diciendo algo bueno: no se atreverá a denunciar que entre palabras tan respetadas (crecimiento, respeto, igualdad) hay una idea ofensiva. Recuerdo aquí a un loable profesor a quien todos temíamos y que preguntaba “¿Sabe usted o no sabe?”. Tan sencillo como eso. La Logse instauró toda una farfolla terminológica para decir que nuestro objetivo es que “el alumno se aprenda la lección” y, de paso, transmitir la sensación de que la educación tradicional era una cosa desfasada. Skolae es uno más de esos textos pésimos desde el punto de vista de la retórica: la complejidad de la forma ha de sustentarse por una intención expresiva y no por un revestimiento científico allá donde no existe tal ciencia. Pero, como la LOGSE, sugiere que los valores tradicionales -en este caso sobre la moral sexual y las diferencias de sexo- quedaron desfasados.

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La visión de la Historia en este documento indocumentado y la visión antropológica que comporta son absolutamente maniqueos. Para estos ideólogos, la sociedad occidental es perversamente machista desde siempre, o al menos desde Platón, como pude comprobar en cierta tesis doctoral. Se olvidan de algo tan obvio como que la especie humana necesitó del reparto de tareas para sobrevivir. No sé si por este camino estarían dispuestos a hacer actos de homenaje a las mujeres que en las cuevas de Altamira sufrieron la imposición machista. Se olvidan, por otra parte, de que la esperanza de vida siempre ha sido más alta en las mujeres; se olvidan de que las mujeres no iban (ni van) a la guerra; se olvidan de que para muchos hombres de la Historia la realización profesional era trabajar de sol a sol; se olvidan de que la sabiduría popular, sabiamente, siempre ha expresado la tensión inmanente a la sexualidad humana (la “guerra” de sexos); se olvidan de que la Mujer, en la Historia, ha compensado su falta de poder fuera del hogar con su poder psicológico: las mujeres siempre han sido las dueñas de los hijos. Es un típico victimismo de la izquierda con el que o estás o no estás, y aunque estés, ellos siempre van a quedar como los salvadores de, en este caso, media humanidad.

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Pero además, Skolae, presenta una hipersexualización de la sociedad que no es nueva, cuyos antecedentes inmediatos están en las leyes sobre homosexualidad y otras tendencias. En el complejo tema del deseo sexual se trata todo con el mismo rasero, como si el deseo sexual no fuera un termómetro de la madurez humana. El siglo XX ha tenido claro que hay que mofarse del puritanismo, cuando a la hora de la verdad hasta las familias más “progresistas” de algún modo conservan alguna dosis de los principios puritanos. Una nota, a colación, sobre la homosexualidad: al pudor añado la molestia de que alguien ponga en duda que mi respeto a las personas depende de sus deseos sexuales. Pero, ¿es lógico que incluso el PP de Madrid aprobara una ley en que se penaliza a quienes realicen terapias encaminadas a revertir la homosexualidad, aun con el consentimiento del paciente? ¿Es inocua la equiparación de cualquier unión entre personas? Occidente ha escogido un camino de desprestigio de la familia natural evidente (por qué no hacer matrimonios con más de dos individuos, o por qué no una persona con su mascota, si todo es cuestión de “mi” afectividad). Creer que a la juventud, los modelos que presentamos a través de la ley o los medios de comunicación, no les afectan en la imagen que se forjan de una familia, cuando menos es temerario. La realidad de Occidente es clara: bajísima natalidad, mucha soledad en la ancianidad, cifras aberrantes de abortos, problemas infinitos en la escolarización de los niños causados por fracasos matrimoniales.

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Skolae pretende, además, “llegar más allá de las aulas”. ¿Con qué permiso? Skolae fomenta debates sobre la política actual, cuando siempre ha habido una especie de ley no escrita: cualquier profesor con sentido común no habla jamás de la política actual, a no ser que se traten de temas específicamente educativos de tipo informativo (con cuántas asignaturas se puede pasar de curso). Y sus gestores tienen el descaro de hacer, sin paliativos, un discurso antisistema: citan a una tal Amaia Pérez Orozco, para quien el capitalismo es heteropatriarcal por su misma idiosincrasia. Esto no es más que una puerta al comunismo puro y duro. No sólo el comunismo debería infundirnos mucho temor; más aún la falta de reacción, de una gran masa crítica que denuncie la estrategia comunista en este panfleto. En la misma línea de ataque al sistema están las propuestas de cambiar los cuentos y canciones a un lenguaje no sexista y el ataque al amor romántico. La denuncia de la comercialización del sexo sería loable si no fuera ya no hipócrita sino cínica, viniendo de un Gobierno que subvenciona a un conocido medio de comunicación que se nutre de los anuncios de prostitución.

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La jurisprudencia es clarísima respecto al derecho de los padres y no me voy a extender en ello, por haber sido ampliamente comentada ya. Skolae no tiene más recorrido que el que le pueda otorgar un juez de Podemos, que ahora vemos que los hay. Pero estimo que la protesta no sólo debe llegar a los tribunales. Una sociedad que no defiende a sus niños de la intromisión perversa en su afectividad es una sociedad decadente y enferma. Cada vez que he visto a un presentador de televisión preguntarle en el plató a una niña de nueva años si tiene novio, me pregunto primero qué hace una niña en un plató de televisión; lo segundo, digo para mí que el presentador es idiota. Y nosotros, que lo admitimos como si nada… Juzgue cada uno en su conciencia.

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Javier Horno (Licenciado en Filología Hispánica).

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