Hace unos días una encuesta del CIS otorgaba un resultado sensacional a Susana Díaz, un resultado sensacional aunque tal resultado consistía en que venía a conservar sus 47 diputados y su capacidad para formar mayoría tanto hacia la derecha con Ciudadanos como hacia la izquierda con Podemos. Tal resultado era sensacional porque venía a confirmar la continuidad del PSOE y porque, por otro lado, los números resultaban muy favorables en comparación con otras encuestas.
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No podría descartarse, sin embargo, que las cifras del CIS sean un “regalo envenenado” para Susana Díaz, habida cuenta de la rivalidad personal entre Pedro Sánchez y la presidenta de Andalucía.
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El juego de las expectativas
Exito o fracaso pueden ser términos relativos. Es por ello que un fracaso a veces se puede vender como un éxito, si se produce una derrota pero por mucho menos de lo esperado. Por el lado contrario, un éxito puede no parecerlo tanto si previamente se habían creado unas expectativas mucho más altas todavía. Esto es lo que puede estar haciéndole el CIS a Susana Díaz. ¿Y por qué le hace tal cosa el CIS a Susana Díaz? Pues por la mencionada rivalidad y porque Pedro Sánchez intentará sacar del tablero a Susana Díaz en cuanto tenga una excusa.
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Lo que parece que no está en ninguna encuesta es la posibilidad de una mayoría alternativa que saque al PSOE del gobierno tras permanecer en el poder desde la llegada de la democracia. El caso andaluz resulta muy sintomático porque es algo muy excepcional que alguien se mantenga en el poder en una democracia durante 40 años de manera ininterrumpida. Más aún si se trata de una comunidad en la que la permanencia en el poder de un partido no se puede explicar porque sea la comunidad con mayor renta, menor paro, mejores niveles de Sanidad y Educación… por el contrario, el PSOE tomó Andalucía siendo esta comunidad la última de la lista y 40 años después la sigue manteniendo en el mismo puesto, pese a que se supone que los socialistas en Andalucía lo han hecho muy bien y en casi todas las demás comunidades ha habido otros partidos haciéndolo supuestamente muy mal, y pese a que casi todas esas comunidades han estado transfiriendo parte de la riqueza que generaban a Andalucía y Andalucía era la que ha estado todo el tiempo recibiendo esa transferencia. ¿Qué narices premia entonces el electorado en Andalucía?
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Para muchos observadores, el problema para entender el caso andaluz se encuentra en la premisa anteriormente citada de que es muy raro que un partido permanezca 40 años ininterrumpidamente en el poder en una democracia. ¿Estamos seguros de que Andalucía es una democracia? ¿Lo es acaso en el nivel más bajo posible de democracia? Todas esas transferencias de riqueza que Andalucía ha recibido durante décadas del resto de comunidades y que no han servido para que Andalucía escale ni un puesto en el ranking de progreso, ¿pueden haber servido en cambio para crear un sistema de clientelemismo y dependencia del gobierno que hace casi imposible la alternancia?
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Además de los políticos, no obstante, el 2 de diciembre también se examinarán las encuestas, a ver si confirman sus pronósticos (por otro lado bastante dispares) o salta la sorpresa, como en el caso de Trump o del Brexit.
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Retomando el principio del análisis, ahora que también se habla de adelanto electoral en el conjunto de España alguien podría pensar que el CIS, queriendo o sin quererlo, le ha estado preparando una caja de pino electoral a Pedro Sánchez, elevando unas expectativas de voto que las urnas podría rebajar a una realidad ostensiblemente más cruda. O no. Porque lo que la gente realmente piensa parece que no hay manera de saberlo hasta el día que vota. Y porque ahora dicen los politólogos, vaya a usted a saber pero tendría sentido, que el PSOE podría dar un giro copernicano, soltar a Podemos y los golpistas y buscar, tras las elecciones, una mayoría alternativa con Ciudadanos, si como anticipan las encuestas ambas formaciones experimentan un crecimiento significativo en detrimento de PP y Podemos. A ver cómo se la da el giro de cintura, en este hipotético caso, al PSN en Navarra.
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