La exministra del PP, Isabel García Tejerina, ha levantado una enorme polvareda mediática a cuenta de unas declaraciones en las que, hablando de las deficiencias del sistema educativo andaluz, señalaba que los niños andaluces van dos años retrasados respecto a los de Castilla La Mancha. Al punto cayó un alud de descalificaciones sobre la exministra que iban desde supremacista hasta antiandaluza.
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El hecho, no obstante, es que si atendemos a los resultados de Andalucía en el Informe PISA de 2015, observamos primero que Andalucía es en todas las categorías la última o la penúltima, y que la diferencia entre Andalucía y las mejores comunidades supera siempre ampliamente los 30 puntos, que se suele considerar el equivalente a un curso de retraso. En todo caso, tras décadas del gobierno socialista, en la Educación hay una enorme diferencia entre Andalucía y las comunidades de cabeza, lo cual nos conduce a la siguiente reflexión:
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-O los chavales andaluces son tontos.
-O los gestores del sistema educativo andaluz son unos inútiles.
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¿Qué nos están diciendo los que llaman supremacista a Tejerina? Pues que los niños andaluces son tontos, porque lo contrario sería aceptar que Tejerina estaba criticando a los gestores del sistema educativo andaluz con razón. Los supremacistas por tanto son los dirigentes de la Junta de Andalucía, que en la disyuntiva de si los alumnos son tontos o ellos unos inútiles, dan por hecho que criticar los resultados tiene que significar forzosamente lo primero.
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Hablemos del País Vasco, además de Andalucía
Aclarado lo anterior, los resultados de PISA nos permiten apreciar que no sólo Andalucía tiene graves problemas. Así, por ejemplo, el País Vasco sale particularmente malparado en el informe, muy lejos de las comunidades con mejores resultados, con el agravante de que el País Vasco es una comunidad rica con uno de los mayores gastos por alumno.
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En concreto, Navarra adelanta en 29 puntos (casi un curso) a la CAV en Ciencia, en 23 puntos en comprensión lectora y en 26 puntos en Matemáticas. Una vez más esto no es supremacismo ni vascofobia, sino que los políticos del PNV conducen a la educación vasca por un sendero penoso. Buena parte de ello se le atribuye habitualmente a la inmersión lingüística, que políticamente es posible que contribuya a la construcción nacional de Euskal Herria y a la fijación del voto nacionalista desde la escuela, pero que académicamente ofrece unos resultados lamentables, más aún a la vista de los recursos económicos empleados.
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Dualidad concertado-públic y español-vascuence en Navarra
Los resultados de PISA, ya que vuelven a ser noticia, también ofrecen una lectura interesante en Navarra. Primero porque los centros concertados obtienen un resultado ostensiblemente mejor que el de los centros públicos. Según la esperpéntica lógica del gobierno del cambio, acaso por eso, ahora se trata de cargarse los colegios concertados en vez de mejorar los resultados de los públicos. El “problema” con el que hay que hay que acabar es que los concertados tengan buenos resultados y que exista libertad educativa y plazas para que la gente pueda elegirlos.
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Aún se le podría dar una vuelta más al análisis señalando que los centros del modelo D sacan peores notas que los centros con enseñanza en español.
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La diferencia en contra del modelo D aún se vuelve más ostensible cuando la comparamos con los resultados de los colegios navarros concertados, que obtienen 534 puntos en Ciencias y 540 puntos en Lectura.
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La verdad es que la comparativa con los centros concertados navarros le resulta desfavorable hasta a la icónica Finlandia, que en Ciencias sólo obtiene 531 puntos y 525 en Lectura.
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Para perpetuar a una casta política, sí que sirve la Educación en la CAV y Analucía
Asumiendo que los niños navarros no son racialmente superiores a los andaluces, los finlandeses o los vascos, lo que tenemos es unos políticos que lo han hecho bien en el caso de Navarra, otros que lo han hecho mal en la CAV, y otros que los han hechos catastróficamente en Andalucía. Al menos en lo que se refiere a conseguir un nivel académico, porque si de lo que trataba en los colegios era de otra cosa, como garantizar la perpetuación de determinadas castas ideológicas, a lo mejor la escala se invertiría. Y a lo mejor existe una correlación en virtud de la cual a más politización peor calidad educativa.
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