“El modelo acordado en Madrid es el que debería seguirse en Navarra tras las elecciones de 2019”: así de claro lo ha dejado en las últimas horas la secretaria general del PSN, María Chivite, la cual ha emplazado a Podemos-Ahal Dugu-Orain Bai a secundar el romance que PSOE y Podemos han sellado a escala nacional.
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Este galanteo del PSN a Podemos se suma a las sucesivas declaraciones que se van acumulando de parte socialista, las cuales van desde el “nosotros desde luego sí apoyaremos gobiernos de progreso en Navarra y no gobiernos conservadores precisamente de partidos como el suyo, que se alinean con el Partido Popular”, del mismísimo Pedro Sánchez, al “la apuesta del PSN es por un Gobierno de izquierdas y progresistas, también con Geroa Bai”, de Santos Cerdán.
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UPN, te han hecho el kesito a tí
Pocas dudas pueden caber respecto a que nos encontramos a una aplicación inversa de la famosa “teoría del quesito”, esa estrategia en virtud de la cual era imposible la mayoría absoluta del centro derecha porque de la tarta electoral navarra había que quitar un 25-30% nacionalista, y conseguir mayoría absoluta implicaba conseguir un 70% del restante 70% de los votos, lo cual en palabras de Miguel Sanz era difícil “de narices”. La solución era un pacto de acero entre UPN y PSN, para lo que había que dar la patada al PP, ya que hasta aquel momento la suma de diputados de UPN y PSN había acumulado históricamente una holgada mayoría. Pues bien, ahora a UPN le están haciendo el quesito inverso, el kesito. Resulta que a quien se quiere excluir es al 25-30% de votantes de UPN, por supuesto a los del PPN, formando una alianza de acero entre todos los partidos de izquierdas y el nacionalismo. En principio con Geroa Bai, pero acaso con el apoyo externo, activo o pasivo, de Bildu. El kesito del que ahora es UPN la víctima se basa en un mapa electoral en el que el centro derecha tiene el 35% de los votos y las fuerzas nacionalistas y de izquierdas el 65%. Esto nos lleva al siguiente punto.
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Sumar votos en vez de sumar siglas
El propósito del quesito era tener a los nacionalistas en la oposición para siempre, salvo que pasaran del 30% al 50% de los votos. Ahora es UPN (más PPN, Ciudadanos y quien se pueda añadir) quien tiene que pasar al 50% o quedarse para siempre en la oposición. Siempre es un error dar por perdida la batalla de las ideas tratando de sustutuirla por una buena política de alianzas. Ahora ya no basta con sumar siglas, ahora que hay añadir votantes, una práctica en la que el centro derecha navarro parece bastante oxidado porque lleva demasiado tiempo apostando por los pactos post-electorales en vez de por los principios, la pedagogía, la argumentación, la comunicación y el poder de convicción.
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El quesito partía de dos premisas:
-No se puede pescar en el 30% de voto nacionalista.
-Hay que mimar al PSN para convertirlo en best friend forever.
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Pues a lo mejor esas dos premisas estaban totalmente equivocadas y de lo que se trata es de todo lo contrario:
-Comerse al electorado del PSN.
-Traer a nuestros postulados a los hijos de los batasunos.
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No es que esto sea fácil, es que no hay alternativa. Tener que prescindir totalmente del PSN tampoco es una celebración, sino una lamentación. Es posible que las circunstancias cambien, pero por si acaso que no se cuente con ello.
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Como elemento de esperanza, no va a ser más difícil reconstruir una mayoría de centro derecha de lo que a las fuerzas ahora dominantes les ha costado construir una mayoría nacional-comunista. Eso sí, esa mayoría social no va a caer del cielo ni de la noche a la mañana ni por supuesto sin trabajarla ni sin herramientas.
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