El marido de Barcos se queja de la persecución que dice que sufre su mujer

Jesús González Mateos, pese a ser la pareja de Uxue Barcos, es un personaje relativamente desconocido en Navarra. Obviamente no toma parte en las disputas políticas cotidianas pese a que escribe artículos con cierta periodicidad en el Diario de Noticias, pero más que forales “con acento europeo”.

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Un periodista metido a lobbista

Si, como alguna vez hemos hecho, buscamos en Google información acerca de Jesús González Mateos, nos encontramos con que es periodista, que ha sido redactor del Servicio Empresarial de Noticias de la CEOE, redactor de la sección de Economía del diario El País, director general de Europa Press y, tras pasar por otros grupos y empresas menos conocidas, en 2006 se convierte en socio fundador y director general de la agencia Prestomedia, de la que en 2014 pasa a ser consejero delegado. ¿Y qué es Prestomedia? Pues según su propia web, entre otras cosas, Prestomedia es una agencia dedicada al “lobbing institucional” para “poner en relación con los decisores y conseguir los objetivos deseados en cada situación”. Prestomedia tiene una delegación en Bruselas, lugar adecuado para arrimar el ascua al inconmensurable reparto de recursos de las instituciones burocráticas de la Unión Europea.

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Señalados todos estos antecedentes, Diario de Noticias publicaba ayer una carta de Jesús González Mateos titulada “Yo acuso”, remedo del “J’accuse…!” de Zola en el caso Dreyfus. González Mateos expone que rompe un silencio autoimpuesto de más de 13 años para defender a su mujer y denunciar, dice, “la experiencia de acoso e intento de derribo vivida por ella en los últimos 5 años”, a cuenta del caso de las dietas fantasma del Ayuntamiento.

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Mateos sitúa el inicio de la “persecución político-mediática” en el 2 de mayo de 2013, cuando Diario de Navarra publicó las primeras informaciones sobre las dificultades para casar el calendario y las estancias de Barcos en Madrid con las abundantes reuniones de grupo, sin control alguno, que le permitían cobrar el máximo previsto en concepto de dietas. Mateos cita también como exponente de la persecución político-mediática la contratación de un perito caligráfico para verificar la falsedad de las firmas.

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Mateos va desgranando después el periplo judicial del caso, favorable a Barcos, hasta que llega al Tribunal de Cuentas con el resultado hace días publicado.

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El señor Mateos imputa exclusivamente a UPN los problemas con el sistema de cobro de dietas, a Diario de Navarra le acusa de que “tiró la piedra y escondió la mano”, y a la asociación Justitia et Veritas, que ha impulsado el caso hasta agotarlo en todas las instancias, como una entidad opaca de la que sólo dice conocer al abogado de la acusación, “un extraño personaje al que algunas informaciones vinculan a narcos colombianos”.

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Mateos califica a continuación de “suplicio” la “sombra de sospecha de la difamación” que Uxue Barcos ha tenido que “soportar indefensa”, el cual le fue infligido además “con alevosía de inhumanidad”, cuando “estaba saliendo de un cáncer que había mermado considerablemente sus fuerzas”, lo cual era “algo que a nadie le era ajeno” porque “ella en ningún caso quiso ocultar su proceso de batalla contra la enfermedad”.

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Para terminar, Jesús González Mateos manifesta sentirse en la obligación de acusar “a cuantos por acción o por omisión de ponerse del lado de la verdad han contribuido al intento de linchamiento de una persona”, señalando que “en una sociedad del siglo XXI, algo así nunca más puede volver a ocurrir”.

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¿En qué mundo vive el marido de Uxue?

Respecto a todo lo escrito en su carta, cabe preguntarse en qué mundo vive el marido de la presidenta. Es decir, acabamos de asistir a un cambio de gobierno, moción de censura de por medio, sacada adelante bajo la premisa de que había que echar a patadas a Mariano Rajoy de la presidencia para limpiar el ejecutivo de corruptos. ¿Y de qué ha sido condenado exactamente Mariano Rajoy a fecha de hoy? Pues de nada. De hecho el señor Rajoy ha vuelto al registro de la propiedad y a una vida aparentemente sencilla. Dicen las malas lenguas que hace unos días se subió como un ciudadano más a un avión en una línea low cost y los pasajeros le aplaudieron.

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El machaque de Rajoy, con todo, ha quedado ya eclipsado por la guerra de los másteres y todo lo que se va publicando ora sobre Pablo Casado, ora actualmente sobre el Presiente Pedro Sánchez.

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¿Hablamos de machaque personal? ¿Qué decir entonces de la difunta Rita Barberá? ¿Se han hecho ricos sus herederos? ¿A cuántos líderes del PP les ha servido de algo la presunción de inocencia?

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A escala foral, los navarros hemos asistido a cuatro años de acoso y derribo político a Yolanda Barcina y UPN en general, aunque tres años después del cambio de gobierno y hace sólo unas semanas la consejera Beaumont, poco sospechosa, confesaba no haber podido encontrar nada debajo de las alfombras de lo que poder culpar a UPN. Tampoco se ha producido ninguna condena judicial ¿Cómo se compadece no haber podido encontrar nada bajo las alfombras con la “persecución político-mediática” o el “suplicio” que han tenido que padecer personas como Yolanda Barcina o Lourdes Goicoechea? ¿Recordamos el “pacto del almacén”? ¿El “caso Ulzama”? ¿El “tartazo” a Barcina? ¿Los escraches? Es obvio que Uxue Barcos lo habrá pasado mal, pero seguramente no peor que cualquier político foral o nacional en medio de la batahola mediática en que se ha convertido la política actual. A lo mejor la política está derivando en un régimen de escandalocracia que debemos evitar, pero no particular ni especialmente por el caso Barcos.

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Mencionar la enfermedad de Barcos seguramente resulta un poco torpe porque el caso de las dietas no se circunscribía sólo a ese período de enfermedad. Era un poco raro que Barcos pudiera seguir manteniendo el ritmo de reuniones declaradas también en aquella época pero la enfermedad era un asunto sobre el que se podía pasar de puntillas, como generalmente se hizo, y despejarla de la ecuación ya que nos encontrábamos ante un problema multianual. Lo que precisamente no tiene sentido es apelar a la enfermedad para evitar la investigación. Huelga decir que todo el asunto de las dietas saltó a la actualidad cuando Barcos ya estaba repuesta de su enfermedad y se ha dilatado estando en la presidencia.

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Torpe también parece escribir un artículo cuyo pilar es la denuncia de las acusaciones supuestamente infundadas y aprovecharlo para acusar al abogado que ha llevado la acusación contra Barcos de estar vinculado a narcos colombianos según “algunas informaciones”. A primera vista y sin que sepamos más del asunto parece un poco hacer justo lo que se critica, pero más bestia. Ya se sabe además que la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero, por lo que una acusación vale por las pruebas que la avalan y no por la persona que la presenta.

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Aunque no haya habido condenas, el caso de las dietas del Ayuntamiento hiede

Finalmente, de todo lo que sabemos a fecha de hoy de las dietas del Ayuntamiento de Pamplona no puede deducirse que no había caso y que pedir explicaciones estuvo injustificado. Que el sistema de cobros era un coladero ha quedado totalmente evidenciado, precisamente por ello es casi imposible saber si Barcos se aprovechó o no para cobrar por reuniones que nunca mantuvo. El nombre de “reuniones fantasma” resulta totalmente apropiado, y en base a esas “reuniones fantasma” se repartieron dietas a mansalva con el dinero público. Efectivamente UPN tiene una responsabilidad por establecer ese sistema, con el que por otro lado parece que todos estaban bastante contentos, pero la responsabilidad de cada concejal para aprovecharse él personalmente de la debilidad del sistema es suya e intransferible. Y en esa nebulosa Barcos era lógico que estuviera en el centro del debate, porque sus estancias en Madrid (no su enfermedad) eran las que hacían más complicado casar el calendario con las reuniones que declaraba. ¿Qué menos que demandársele explicaciones? Desgraciadamente para los contribuyentes (que nos dejen al menos lamentarnos), hemos estado pagando por miles de reuniones fantasma de grupo que nunca sabremos si han existido o si hubo concejales que durante años se estuvieron aprovechando.

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Por lo demás, al margen de que a los políticos se les pidan explicaciones lógicas en función de sus cargos, es cierto que no se trata de destruir personalmente a Uxue Barcos, a la que ni el viento debiera rozar al salir por Pamplona a dar un paseo (principio que debiera aplicarse también a los políticos que no son del cuatripartito), sino de desbaratar sus principios ideológicos, con todo respeto.

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