¿Alguien creía que de lo que se trataba realmente era sólo de sacar a Franco de la tumba? Pues claro que no. Ahora Pedro Sánchez dice que quiere desacralizar todo el espacio, menos la basílica, y expresa implícitamente, o así al menos lo han entendido buena parte de los medios, que esa desacralización implicaría el derribo de la gran cruz que preside el memorial. ¿Y sería ese el final? Pues claro que no, tampoco.
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En febrero de este mismo año, se produjo una pequeña polémica cuando el embajador español en Cuba, nombrado por el PP, fue a visitar el monolito con los restos de Fidel Castro y hasta se hizo una foto. En aquella ocasión las críticas al PP le llegaron por parte de la disidencia cubana y del PDCAT. ¿Es el PP un partido franquista por no querer desenterrar a Franco o un partido castrista por tolerar que su embajador visitara la tumba de Castro? Eso sí, nadie de la izquierda criticó al embajador por la visita o cuestionó la existencia de memoriales a Castro o al Ché en la isla. Una vara de medir para los dictadores de derechas y otra vara de medir para los dictadores de izquierdas. Malamente iban Podemos o IU a criticar esta visita cuando sus líderes, que empiezan a convulsionar ante la sola idea de que un memorial a los muertos de la guerra pueda suponer una exaltación a la figura de Franco, al mismo tiempo rinden homenaje en las redes sociales a los tiranos y criminales de izquierdas. O a los etarras, si pensamos en otros aplicadores notorios de la ley del embudo histórico. Como curiosidad histórica, ya que hablamos de Castro, al morir Franco se decretaron tres días de luto oficial en Cuba, para que ahora tengan algo en que pensar los ideológos de progreso.
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Sin necesidad de irnos a Cuba, tenemos España llena de calles, bustos y estatuas dedicadas a los dirigentes de esa zona republicana en la que se represalió a decenas de miles de personas, a los golpistas del 34, y a notorios estalinistas o políticos cuyo proyecto declarado por ellos mismos para España era imponer una dictadura del proletariado a imagen y semejanza de Stalin.
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Si alguien dice que mejor dejar a todos los muertos en paz, le llamarán franquista porque de eso es de lo que se trata y no de mover una momia. Y se trata de convertir al rival en franquista porque, contra un franquista, todo lo que se le haga se justifica.
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Y si el centro derecha apoya la exhumación de Franco, entonces vendrá la voladura de la cruz y todo el que se oponga será un fascista.
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Y si también se apoya la voladura de la cruz, después vendrá la exhumación de todos los oficiales del ejército nacional, y todo el que se oponga será un fascista. Y así sucesivamente, hasta que todo el mundo menos la ETA y Pedro Iglesias seamos unos fascistas.
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Un comentario
La reconciliación estaba conseguida hace décadas. Sánchez quiere romperla.
El Valle de los Caídos es un monumento magnífico donde se encuentra serenidad, belleza y duelo.
El verdadero propósito de Sánchez es justo lo opuesto a lo que pregona. Quiere generar división y odio El decreto-ley es inconstitucional, No hay urgencia. Ya sabemos que el PSOE se pasa por el forro las leyes y la democracia. «O os lo lleváis inmediatamente o lo pondré donde yo diga». La actitud de un chuloputo.
¿Eso de «la momia» va en tono de chunga? ¡Midan los términos que resultan ofensivos!