Recientemente se ha cumplido el 75 aniversario de la masacre de Volinia, por la cual, el presidente de la República de Polonia, el conservador Andrzej Duda, ha estado en Ucrania, para participar en los actos de homenaje a las víctimas de la misma.
En palabras del jefe del Estado polaco, se trató de una limpieza étnica en vez de un mero episodio del conflicto entre polacos y ucranianos, mientras que los historiadores ucranianos atribuyen todo al Ejército Nacional («Armia Krajowa» en polaco). Pero, ¿de qué estamos hablando en realidad?
Durante la II Guerra Mundial, el Ejército Insurgente Ucraniano y nacionalistas ucranianos, en colaboración con la Alemania Nazi, asesinaron a alrededor de 100.000 polacos que estaban asentados en una región histórica compuesta por parte de Bielorrusia, Ucrania y Polonia.
Un comandante llamado Dmytro Klyachkivsky llegó a hablar de una necesidad de exterminar a los polacos, y de tener que empezar a acabar con las vidas de aquellos con edades comprendidas entre los 16 y los 60 años. Había una idea totalmente etnicista para aplicar en el Estado ucraniano.
De hecho, el gobierno ucraniano, a día de hoy, está tratando de tergiversar las verdades sobre la Organización de Nacionalistas Ucranianos. A su vez, Poroshenko, el presidente de Ucrania, se niega a considerar tales hechos como una masacre.
Ahora bien, mientras tanto, Duda busca tanto el reconocimiento de la verdad como la reconciliación entre polacos y ucranianos. De hecho, los polacos no se oponen a acoger a los inmigrantes ucranianos, ya que a diferencia de los musulmanes, respetan los valores occidentales.
Recordemos que mientras que un 60% estaría dispuesto a salir de la Unión Europea si se acoge a los llamados «refugiados», en general, la mayoría de polacos no ve ningún problema en que quienes también forman parte de la hermandad eslava sean acogidos en la patria natal de San Juan Pablo II.
Un comentario
Efectivamente, todo el siglo XX en Centroeuropa está plagado de limpiezas étnicas, sin ir más lejos la que se produjo en la antigua Prusia una vez acabada la segunda guerra mundial a manos de Polonia: no sólo se creó un estado con unas dimensiones desconocidas hasta entonces a costa de Prusia Oriental y de parte de Ucrania, sino que se eliminó (en algunos casos físicamente, en otros mediante deportaciones e incautaciones masivas) a millones de alemanes por el hecho de serlo. La historia de la represión contra el pueblo alemán después de 1945 está por contar y en algunos países como las actuales Alemania y Polonia sigue siendo semi-tabú.