Podría parecer una cuestión baladí, pero no lo es. ¿Cómo puede uno mismo estar seguro de que es un hombre? Tener un pene, según el discurso dominante de la ideología de género, ya no es una garantía. Hay mujeres con vagina y mujeres con pene, ¿cómo estar realmente seguro entonces de que uno es un hombre y no una mujer con pene? Y si ni de sí mismo puede estar uno seguro, como para saber si realmente es un hombre el vecino. O si es una mujer la vecina que nos mira con ojitos.
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En otra época alguien hubiera podido pensar que es un hombre porque le gustan las mujeres, lo que añadido al hecho de tener pene venía a constituir una prueba definitiva. Pero todo eso ya no sirve en estos tiempos de liquidez y relativismo. Uno puede ser una mujer con pene y además lesbiana. O sea, que aunque a uno le gusten las mujeres y tenga pene, ¿cómo distinguir si realmente es un hombre o una mujer con pene lesbiana?
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Como ven, la cosa no es nada sencilla y efectivamente lo de cómo estar seguro de que se es un hombre o una mujer no es para nada cuestión baladí. Sobre todo si uno se lo pregunta, o es inducido a preguntárselo no ya con 15 años, por ejemplo, sino con 5.
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De lo que en cambio podemos estar totalmente seguros, porque lo dice la ideología de género y no se puede dudar de la ideología oficial adoptada por el Boletín Oficial del Estado y por todos los boletines oficiales autonómicos, es que hay hombres y mujeres, de lo cual a su vez podemos estar seguros porque hay hombres encerrados en los cuerpos de mujeres y mujeres encerradas en los cuerpos de hombres. También porque existen transfobos, lo cual prueba sin ningún género de duda que existen transexuales.
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Otra cosa de la que podemos estar seguros y que forma parte del problema es que uno puede ser una mujer aunque tenga cuerpo de hombre, lo que significa que somos algo distinto del cuerpo. Y que esa cosa distinta del cuerpo puede ser hombre o mujer. O sea, que hay almas de hombre y almas de mujer. Si no fuéramos otra cosa que el cuerpo no tendría sentido decir que hay hombres encerrados en cuerpos de mujeres y si las almas no tuvieran sexo no tendría sentido pensar que existen almas en cuerpos equivocados. Que todo esto lo digan personas que por otro lado se definen como radicalmente materialistas tiene su aquel, pero es lo que hay.
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Todo esto, por supuesto, es absolutamente científico porque lo dice la ideología de género y quien no está de acuerdo con la ideología de género no sólo es un fascista, un retrógrado y un vaticanista, sino que además es un necio que ignora por completo el discurso y el método científico. De hecho si la ideología de género no se puede discutir es porque lo dice la ciencia, por más que haya quien dice que es justo lo contrario y que la ciencia ya no puede discutir ciertas cosas porque lo dice la ideología de género. Si ponemos en cuestión la ideología de género habría que volver a pensar cosas tan intolerables que en el cuerpo humano a veces hay cosas que no terminan de funcionar como debieran, incluyendo el ámbito de la sexualidad. Todo el mundo sabe que los enfermos o las personas con una malformación son seres indignos, pro tanto no se puede aceptar siquiera la idea de que en el campo de la sexualidad, a diferencia de todos los demás, pueda caber el concepto de enfermedad, mal funcionamiento o anormalidad, y por tanto tampoco el de normalidad.
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Después de todo este periplo, no obstante, nos queda por resolver la cuestión inicial. ¿Cómo puedo estar seguro de que soy un hombre y no una lesbiana encerrada en un cuerpo con pene?
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Afortunadamente, incluso en estos tiempos, hay una manera irrefutable de saber si uno es un hombre o una mujer, y es comprobar si uno deja la tapa del váter levantada (TL) o si deja la tapa bajada (TB). TL es hombre, TB es mujer.
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