Manu y Leo, los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero, han nacido de forma inesperada y prematura alrededor de la semana 26. Por el lado positivo, hay niños aún más prematuros que han sobrevivido sin secuelas habiendo nacido en la semana 21. Según redaccionmedica.com, de los niños que nacen prematuramente pero con más de 28 semanas de gestación sobreviven el 95%. Cuando se trata de niños de menos de 28 semanas, el porcentaje baja al 65%.
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El bebé más prematuro del mundo parece que es una niña estadounidense llamada Courtney Stensrud, nacida con 21 semanas y que ahora es una niña de 4 años perfectamente normal. Por cierto, ya que en Podemos y el propio Pablo Iglesias se ha querido unir el parto prematuro a la eficiencia de la sanidad pública, Courtney nació en el Hospital Metodista Infantil de San Antonio. Otro caso bastante conocido, por ostentar el anterior récord al haber nacido a las 22 semanas es el de Amillia Taylor, la “niña bolígrafo” de la foto, que nació en el Hospital Infantil Baptista de Miami.
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No podemos ofrecer el dato con certeza, pero probablemente casi todos los niños en el mundo que han conseguido sobrevivir a un parto muy prematuro lo han conseguido en hospitales públicos o privados, pero de países capitalistas. Desde luego no es aceptable pensar que sólo los comunistas quieren que los recién nacidos sean atendidos. De hecho, la principal razón de todos los que no somos comunistas para no serlo no es la maldad o la insolidaridad, sino darnos cuenta de que la gente vive peor con el comunismo, y a los hechos y a la historia nos remitimos.
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Otra reflexión que resulta difícil pasar por alto en un caso como éste es que el nacimiento no es lo que determina el momento en que alguien se convierte en un ser humano. No tiene ningún sentido considerar seres humanos a Manu y Leo, que por supuesto que lo son, pero no considerar seres humanos en cambio al resto de niños cuyo embarazo comenzó el mismo día que el de Irene Montero, pero que no han nacido prematuramente y siguen gestándose con normalidad.
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Tampoco puede considerarse como el momento en que alguien se convierte en ser humano la semana 22 (actual límite de la legislación española para abortar), sólo porque los casos de bebés más prematuros que han conseguido sobrevivir se remontan a la semana 22. Esto es un error en primer lugar porque, como se ha citado, ya hay casos de niños que han nacido en la semana 21. En segundo lugar porque es volver al absurdo anteriormente rebatido de que lo que determina la humanidad de alguien es el hecho y el momento del nacimiento. Y en tercer lugar porque lo que medían las 22 semanas, o las 21 ahora, o las 19 o menos que serán en el futuro, es el grado de evolución tecnológica de las incubadoras, no el grado de humanidad de los niños.
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Como es natural, al margen de todas estas consideraciones y desde nuestro diametral desacuerdo en casi todo, en estos momentos les deseamos lo mejor a Irene, Pablo, Leo y Manu.