Y es que, en los últimos tiempos, las cartas de extorsión no van sólo dirigidas a los empresarios. En una vuelta de tuerca de más del terror, ETA dirige ahora misivas a su entorno familiar, de forma que el empresario que no cede no pueda asumir personal y silenciosamente esa carga, sino que le obligan a que tenga que ver cómo pesa sobre todo su entorno para quebrarle. Al Círculo de Empresarios vascos le parece “muy sospechoso” que las cartas “lleguen donde llegan” si no es a través del censo.
La “izquierda abertzale” puede tener libre acceso al censo a través de las formaciones cuya ilegalización el gobierno se ha negado sistemáticamente a promover: ANV y el Partido Comunista de las Tierras Vascas.