La disolución de ETA: ¿realidad o chantajismo?

El pasado viernes 4 de mayo, la banda terrorista ETA escenificó su disolución en la localidad francesa de Cambo-Les-Bains (igual que en tiempos con un “desarme”), en un acto que contó con la presencia de representantes del bloque político nacional-vasquista, la extrema izquierda española e izquierdistas foráneos.

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Con la colaboración, en cierto modo, de los principales medios de comunicación y los principales partidos políticos, se nos está intentando hacer creer que el grupo terrorista en cuestión se ha disuelto, “blanqueándolo” así. Pero la realidad dista mucho de lo que nos quieren inculcar (no se peca de ignorante ingenuidad en Navarra Confidencial).

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Para comenzar, cabe señalar que ETA no ha querido pedir disculpas a toda la sociedad española por el dolor causado a tantas familias por tan solo defender la españolidad de Navarra y las Provincias Vascongadas. Lo que sí han hecho es justificar su mera existencia y sus asesinatos.

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También han dejado clara su negativa a entregarse a las autoridades y a colaborar con el poder judicial para resolver los más de 350 asesinatos pendientes de esclarecer, así como tampoco renunciar a la posesión de todo su arsenal de armas ni facilitar el arresto policial de esos terroristas huidos como Josu Ternera y Eciolaza Galán.

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El caso es que la intención de la banda terrorista abertzale es continuar con el chantaje al Estado de Derecho del Reino de España para que se acerque a prisiones vascas o navarras -si no se excarcela- a los presos terroristas así como tratar de que se logre lo reivindicado a través de las instituciones.

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Y el caso es que el brazo político de ETA (Bildu) no es un entramado extraparlamentario e irrelevante. Tanto en el Congreso de los Diputados, el Senado, el Parlamento Europeo, el Parlamento de Navarra, el Parlamento Vasco, las diputaciones forales y multitud de consistorios navarros y vascos, estos gozan de representación.

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De hecho, aparte de tener decenas y decenas de alcaldías tanto en Vascongadas como en Navarra, ocupan carteras en la administración autonómica de esta última región española, presidida por la nacionalista, socialista y abertzale Uxue Barkos. Asimismo, cabe señalar que se continúa procediendo a fin de conseguir lo que son sus objetivos.

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No me referiré a las enésimas concesiones en financiación autonómica por parte del Gobierno de España así como tampoco al cálculo artificial del llamado cupo vasco, sino a otras cuestiones relacionadas con la presión y la ingeniería social que requiere un proyecto nacionalista que imponga conceptos no resultantes de la espontaneidad.

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Sin que nadie aún haya procedido a “dar un toque de atención”, tanto el Partido Nacionalista Vasco como el brazo político de ETA avalan una especie de consulta secesionista a celebrarse en San Sebastián el próximo mes de noviembre, quizá para presionar por un referéndum legal pactado o una secesión a efectos prácticos de iure.

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Pero es que también se está poniendo todo su empeño en erosionar completa y totalmente la identidad de Navarra, ya que una causa del “euskaldunismo” y el abertzalismo es la anexión de dicha región a las Provincias Vascongadas, en base al concepto de Euskal Herria, una falacia como la de los Países Catalanes.

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La gran mayoría de los navarros no se identifica con la causa abertzale y no muchos tienen el vascuence como idioma principal (alrededor del 80% de la población). Bajo otra perspectiva o, explicándolo con otras palabras y términos, no es difícil deducir que la mayoría de ciudadanos de esta autonomía no quieren que reemplazar su identidad.

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Es más, las cifras tampoco les garantizarían el éxito en un referéndum resultante de la activación de la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución Española, a no ser que se les ocurriera no ofrecer garantías electorales en el proceso, como ocurrió con el referéndum golpista secesionista e ilegal del pasado 1 de octubre en Cataluña.

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Por lo tanto, se entiende sin dificultades que el gobierno autonómico navarro necesita aprovechar las competencias de las que dispone para artificiar un sentimiento de pertenencia y mayor afinidad a lo que la causa abertzale denomina Euskadi. Los ejemplos más considerables son la educación, la propaganda y lo lingüístico.

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La enseñanza es competencia de las Comunidades Autónomas, por lo cual, este gabinete puede tratar de adoptar todos los medios necesarios para imponer el curso de las asignaturas en euskera, menospreciando idiomas bastante necesarios en el mercado laboral como el inglés.

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Asimismo, está consintiendo que ETA se esté infiltrando en la escuela estatal navarra, algo de lo que advirtió en un informe la Guardia Civil. Una considerable proporción de docentes navarros guarda una relación directa o indirecta con la banda terrorista en cuestión. Esto se da también en las ikastolas vascas.

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Por cierto, no nos sorprendería a estas alturas que tuvieran lugar más concesiones del Gobierno de España que supusieran una traición más a las víctimas del terrorismo. Gracias a Zapatero y Rajoy, ha seguido habiendo excarcelaciones y el brazo político de ETA no está ilegalizado.

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En cualquier caso, como advierte el presidente de Voces contra el Terrorismo, Francisco José Alcaraz, «ahora nos vendrán con que hay una ETA buena y una ETA mala […] La ETA del relevo tutelará los compromisos de las actas de negociación para que se cumpla lo pactado, seguiremos viviendo en una libertad vigilada por el terror».

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Ahora bien, la sociedad civil, única esperanza del futuro de la Nación Española y de los españoles visto lo que tenemos como clase política, debe salir a la calle y activar una rebelión cívica para dejar claro que ni olvidaremos ni perdonaremos los crímenes de ETA, pero tampoco tolerar ninguna cesión más al chantaje.

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No obstante, también es importante movilizarse contra el nacionalismo expansionista euskaldun. Hay que reaccionar contra los ataques a la libertad de expresión y al ambiente persecutorio contra quienes no secundan la causa abertzale, así como en favor de la españolidad de las Provincias Vascongadas y el Reino de Navarra.

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Del mismo modo, es necesario entender que la idea del foralismo, puestos a ser coherentes, debe consistir también en fortalecer a la sociedad civil y arrebatarle poder a los burócratas. Tengamos en cuenta que medios autonómicos como la radiotelevisión y las competencias lingüístico-educativas son útiles a estos liberticidas.

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Si la educación y los medios dejasen de depender del Estado (en este caso, mini-Estaditos), sería complicadísimo emprender proyectos de ingeniería social para el adoctrinamiento y la imposición. Esa ingeniería es una modalidad de socialismo, algo que comparte con el nacionalismo la esencia colectivista, liberticida y planificadora.

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De hecho, cabría incluso la posibilidad de considerar todos aquellos que nos sentimos orgullosos de formar parte de la historia e idea de España lo que viene a ser la secesión. El movimiento cívico pro libertatem de Tabarnia nos da una idea interesante frente al secuestro nacional-catalanista de la Generalidad de Cataluña.

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Finalmente, hay que decir que, desgraciadamente, la “disolución de ETA” es más bien un chantaje que busca el blanqueamiento de la banda terrorista y el logro de sus reivindicaciones por medio de las instituciones. Además, la sociedad civil debe dejar claro que ni se olvida ni perdona a terroristas y que se opone al liberticidio nacionalista.

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