Chivite compareció por separado pronunciando palabras que debieran preocupar a Miguel Sanz. Chivite recordó a Sanz que su gobierno minoritario se enfrentará a “una mayoría de 26 parlamentarios”, dejando caer por tanto la idea de que hará bloque en la oposición con Nabai. Sostuvo además que en tales condiciones “la acción política es posible desde la oposición” e incluso presentó 12 propuestas que, si efectivamente las suscribiera Nafarroa Bai, serían aprobadas una detrás de otra independientemente de lo que hiciera UPN. No conforme con esto, dejó caer que “no descarta” la eventual presentación de una moción de censura y que el PSOE “en ningún caso ha vetado” dicha eventualidad.
El reblandecimiento de Lizarbe simultaneo al endurecimiento de Chivite parece abonar un encuentro entre las dos facciones, al menos para resolver sus diferencias dentro de la disciplina del partido. Dicho encuentro permitiría la normal investidura de Miguel Sanz, que hoy comienza a defender su candidatura en el Parlamento, pero anticipa una reconciliación entre socialistas que sólo podrá basarse en el castigo permanente a UPN, mínimo común denominador de todos los socialistas. Chivite no obstante también dedicó atención a la disidencia socialista, anunciando que “no habrá congreso extraordinario” (aunque el ordinario debería celebrarse antes de 1 año) y denunciando que el PSN es “una nave que ahora hace aguas, no sólo por lo que ha podido suceder en el ámbito interno, sino por algunos que están en las bodegas haciendo mayores las vías de agua del propio partido, cosa que es una irresponsabilidad”.