No es de extrañar con tales cifras, que no todo sea trigo limpio en las cuentas de Vázquez Royo. Así, los tribunales obligaron al susodicho a devolver una subvención de 914 euros que había sido irregularmente concedida a su mujer. No se trata de un caso único. El Tribunal Administrativo de Navarra, por ejemplo, anuló parcialmente un acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de Monteagudo en el que Vázquez Royo establecía un límite máximo de retribución por dietas de asistencia que era de 869 euros anuales para los concejales de a pie, 1.700 euros si los concejales eran además miembros de la Comisión de Gobierno y nada menos que 12.020 euros si se trataba de las dietas del propio Vázquez Royo. El tribunal, evidentemente, estableció que se trataba de una medida claramente ilegal.
Sorprende por tanto que un elemento de manejos tan turbios, un auténtico depredador del presupuesto, sea encima premiado con un escaño en nuestro Parlamento Foral. No hay duda de que este hombre progresa, pero pensábamos que ser un hombre "de progreso" era otra cosa. Navarra merece mucho más de sus representantes.