El pasado viernes, dos etrzaintzas aparecían con la cara tapada en el telediario de Antena 3 asegurando que habían trabajado "con las manos atadas" en la lucha contra el terrorismo.
Los agentes realizaron estas gravísimas acusaciones ante las cámaras y uniformados: "Hemos recibido órdenes directas de superiores para no actuar contra ETA y su entorno”. Los dos policías denunciaron que “en todo lo que tocaba a la izquierda radical había que actuar de otra manera porque había una predisposición política clara para no detener a todas esas personas”.
Al ser preguntados si había órdenes directas para no actuar contra ETA y su entorno, los ertzainas respondieron que sí: "Sí, sí, ya le digo que sí. Directamente no se puede actuar”.
Coincide con los hechos.
Lamentablemente, el modelo policial nacionalista no desmiente con los hechos las acusaciones vertidas por los ertzaintzas. Al contrario, el paupérrimo balance antiterrorista de la Ertzaintza más bien parecería confirmarlas en todos sus extremos. Acusaciones como éstas podrían dar lugar a una actuación penal en toda regla. La pobreza de los resultados en la lucha antiterrorista de este modelo policial, en cualquier caso, da lugar sin duda a una responsabilidad política por parte de quienes lo han sostenido, que no parecen los más indicados para hacer acusaciones o dar lecciones al respecto.