El Gobierno de Navarra, a través de la Corporación Pública Empresarial de Navarra (CPEN), presentó ayer el Estudio de opinión sobre una entidad financiera de carácter público para Navarra. El Estudio ha sido realizado por la empresa Bizilan, S.A. que resultó adjudicataria de la correspondiente contratación realizada por la CPEN. Cabe recordar que un primer concurso se declaró desierto en octubre de 2016 tras ganarlo AFI, por delante de KPMG y PWC. El resultado no gustó a los socios de Geroa Bai que impusieron un nuevo concurso que ganó la empresa vizcaína Bizilan. Interesa retener este dato porque la pirueta anterior cuestiona claramente todo el proceso.
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El trabajo recoge las actitudes, opiniones y expectativas de, digamos, 27 agentes de interés e informantes cualificados, tanto desde la perspectiva de la financiación de las familias, de las empresas y de las administraciones como desde la perspectiva sindical y desde “una mirada más filosófica sobre la función social y los valores de las entidades financieras”. En concreto, los 27 agentes sociales encuestados son los siguientes (28 con el Instituto Catalán de Finanzas, que declinó su participación).
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Un concurso hasta que salga el que nos gusta y un gazpacho a la carta con 27 ingredientes
La nota de prensa del Gobierno de Navarra concluye respecto a los resultados de esta peculiar encuesta encargada tras un peculiar concurso que “se constata una gran variabilidad respecto al qué, porqué, cómo acorde a los diferentes intereses, ideologías y utilidades respecto a la cuestión planteada. Se detecta también gran diversidad respecto al interés, conocimiento, reflexión, oportunidad y función de una entidad financiera de carácter público. Así mismo, igualmente se observa una gran atención por otros instrumentos financieros. Hasta cierto punto Banca Pública e Instrumento Financiero no acaban de coincidir en sus ventajas y limitaciones”. El vaporoso párrafo que acabamos de citar resulta bastante significativo respecto al tono general de todo el estudio, en el que resulta muy difícil por no decir imposible encontrar algo así como un resultado objetivo o una cuantificación de las opiniones a favor o las opiniones en contra de entre esos 27 encuestados arbitrariamente seleccionados. En general se repiten obviedades como que hay encuestados a favor y encuestados en contra sin que conste una concreción numérica o porcentual de ninguna postura.
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El estudio, no obstante, poco a poco va dirigiendo al lector hacia una alternativa entre dos posibilidades. La creación de una Banca Pública o, alternativamente, la creación de un Instrumento Financiero tipo Sodena. Sí. Más Sodena. Justo lo que necesita Navarra
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Un sector significativo, se dice, no considera necesaria una banca pública al no existir —aseguran— déficit financiero y más bien al revés, una situación de exceso de crédito. Desde otros sectores apuntan a la necesidad de crear nuevas vías de financiación para atender a los fallos del mercado y más en concreto en los ámbitos de la innovación, vivienda, emprendimiento, autónomos y ONGs, transformándose de facto en un instrumento de política económica. Una vez más nos limitamos a reproducir el evanescente registro de todo el estudio.
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La posición de crear una banca pública es minoritaria
El trabajo de Bizilan, con su peculiar forma de no decir las cosas con claridad, acaba formulando como conclusión la pregunta de si es “realmente necesario” crear una banca pública, a lo que contesta que “al respecto hay un posicionamiento minoritario” que no cuantifica, ni tampoco el mayoritario. Se argumenta que es ampliamente asumida la idea de la autosufiencia, rentabilidad y sostenibilidad, es decir, la idea de que no puede ser una entidad que como modelo de negocio pierda dinero. Además, se valora una cierta función de vertebración del territorio y de consideración de colectivos desatendidos. Como barreras se consideran, entre otras, las dificultades de los procesos de autorización administrativa (sea Banco de España, sea Banco Central Europeo), la escasa masa crítica de Navarra (640.000 habitantes) y la limitación de aportaciones y captación de fondos. En definitiva, de una manera divagante pero escasamente sutil da la impresión que todo el informe trata de sugerir que sería mejor desechar la creación de una banca pública para optar por la creación de una súper SODENA.
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Volver a meter el dedo en el enchufe a ver si sucede algo distinto
Banca pública o súper-Sodena, ambas fórmulas comparten y perpetúan los mismos riesgos. Primero que para dar crédito a personas o empresas que puedan presentar unas mínimas garantías o un proyecto mínimamente fundamentado, ya están las instituciones financieras privadas, desde los bancos a los fondos de inversión de riesgo. Si, por el contrario, de lo que se trata es de dar crédito sin garantías a las personas o sociedades que las instituciones privadas rechazan por considerar un excesivo riesgo de impago, podemos estar creando una banca o un instrumento financiero destinado a la quiebra o vivir conectado a las permanentes inyecciones monetarias del sufrido contribuyente navarro. En segundo lugar, el otro riesgo es crear un gigantesco sistema a través del cual los políticos, utilizando el dinero de todos, generen una dependencia empresarial del dinero que ellos reparten. Es decir, potencialmente un auténtico chiringuito. El modelo del que venimos. El modelo del que tendríamos que salir.
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2 respuestas
Para eso están donde están.
Para repartir favores y enriquecerse.
TODO LO DEMÁS ES UN CUENTO
El objetivo final: seguir metiendo la mano en nuestros bolsillos. Sinvergüenzas.