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Una constitución no es un programa electoral
Una constitución dibuja un marco general muy amplio, estableciendo un sistema político y una serie de derechos fundamentales frente al poder, y poco más. Las constituciones determinan un terreno de juego general con una serie de mínimos comunes ampliamente consensuados. No sólo no es malo que las constituciones duren sino que las constituciones se redactan con vocación de permanencia. Su propósito es en buena parte generar estabilidad y seguridad. La constitución no puede identificarse por tanto con el programa político de un partido ni cambiarse cada 4 años. Por el mero hecho de que pasen 20 ó 40 años, por otro lado, no hay que cambiar una monarquía por una república, o una república por una monarquía, o una democracia por una dictadura, o un sistema descentralizado por uno centralizado. Es decir, se puede hacer alguna de todas esas cosas, pero no tiene sentido hacerlo por el mero paso del tiempo.
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Cambiar la Constitución o cambiar de constitución
Es importante detenerse un momento en el matiz entre cambiar la constitución y cambiar de constitución. Es decir, una cosa es cambiar tal o cual aspecto o tal o cual artículo de la constitución, cosa que las propias constituciones prevén, que es normal hacer y que incluso en España se ha hecho varias veces desde 1978, y otra cosa distinta es cambiar de constitución, o lo que es lo mismo quitar una constitución para poner otra. Por alguna extraña razón nos están intentado convencer de que hay que cambiar de constitución y que no pueden pasar varios años habiendo gente que no haya votado la constitución. En este sentido, antes de dar lecciones, conviene echar un vistazo a los países de nuestro alrededor y ver de cuándo data su constitución.
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Noruega, 1814.
Dinamarca, 1849.
Luxemburgo, 1868.
Francia, 1958.
Alemania, 1949.
EEUU, 1787.
Austria, 1920.
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España y la constitución son cosas distintas
Aunque también esto tendría que resultar obvio, hay veces que parece que no lo es. Ni España, ni Navarra, ni los Fueros, por poner algunos ejemplos, nacen en 1978 con la Constitución. Ni España apareció con la Constitución, ni España desaparecería con la Constitución. La historia de España está llena de constituciones. Por consiguiente ni una constitución es un programa electoral que hay que cambiar cada cuatro años, ni tampoco es un instrumento que haya que sacralizar. En este sentido, igual que citábamos ejemplos de países cuya constitución es tan antigua o más que la nuestra y que la vocación de una constitución debe ser precisamente la de perdurar, también en este pequeño contrapunto podemos citar el caso de Gran Bretaña, que ahí está y ni siquiera tiene constitución.
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Cuando lo que se quiere no es cambiar la constitución de España, sino irse de España
¿Qué constitución española tendría contento a un separatista? Ninguna. Lo que quiere un separatista es romper España, crear otro estado y que ese otro estado tenga su propia constitución. Seguramente preferirá un copia y pega de la constitución coreana o cubana pero en un estado independiente que cualquier constitución española. Desde este punto de vista no tiene sentido tratar de reformar una constitución para intentar contentar a quien, por definición, nunca va a estar contento con ninguna constitución que sea española. Los descontentos con la Constitución llevan descontentos con la Constitución desde el día uno, no porque hayan pasado 39 años. Y si se reforma la Constitución y no reconoce un supuesto derecho a la secesión, o el establecimiento de un sistema comunista, al minuto siguiente de la reforma algunos seguirán descontentos.
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Una constitución que acabe con el bocio, las caries y la calvicie
En el discurso adanista y adolescente que embarga a algunos partidos y sus votantes, da la impresión de que reformar la constitución es algo así como el camino para conseguir el cielo en la tierra. Queremos una constitución que diga que todo el mundo tiene derecho a un piso de 100 metros, una televisión de 50 pulgadas y un Megane. Queremos una constitución que asegure las pensiones. Queremos una constitución que elimine las listas de espera en la Sanidad. Queremos una constitución que acabe con el bocio, las caries y la calvicie. Bueno, pues eso no existe. Las cosas se pagan con dinero, no con artículos de la constitución. Para tener el dinero con el que se pagan las cosas hace falta generarlo antes. Si para acabar con la pobreza o las listas de espera bastara algo tan sencillo como escribir en la constitución que quedan abolidas la pobreza y las listas de espera, no habría listas de espera ni pobreza en ningún país. Entonces, ¿qué pretenden los que piden un cambio en la constitución? ¿El derecho a la libertad de expresión? ¿El de libertad de asociación? ¿Elecciones democráticas? Todo eso ya lo garantiza la constitución.
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Una constitución franquista muy rara
Otro de los tópicos que maneja la izquierda radical sobre la constitución es que la actual constitución es una imposición del franquismo, una constitución lampedusiana, una constitución redactada bajo el ruido de sables y no plenamente democrática. Es decir, que el autogobierno vasco y el concierto son una imposición del Ejército español. Las autonomías son una idea de la Falange. La libertad de expresión o las elecciones un chantaje de las JONS. La definición como estado social un préstamo de la banca. Y la aconfesionalidad del estado un requisito del Vaticano. Para ser objetivos, la constitución actual parece por el contrario diseñada para contentar a la izquierda y el nacionalismo.
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Puestos a mejorar
¿Qué es lo que ha funcionado y lo que no ha funcionado? Evidentemente el mayor problema que tenemos a nivel político es el separatismo. ¿Y cómo hemos llegado a este punto? ¿Ha sido a pesar del poco poder que les da la Constitución a los nacionalistas o gracias precisamente a todo ese poder que les da? ¿En qué sentido habría que reformar entonces la Constitución? Otra cosa que quizá no ha garantizado bien la Constitución es la separación de poderes y la independencia judicial. O el derecho a la vida. La libertad educativa tampoco se encuentra debidamente garantizada para que la elijan las familias y no los políticos. Esto se aprecia permanentemente por el adoctrinamiento nacionalista, el adoctrinamiento en la ideología de género o las amenazas a la educación religiosa voluntaria, no digamos la educación diferenciada.
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Naturalmente no podemos hablar de cambiar la constitución sin mencionar la Transitoria Cuarta, esa absurda cláusula que convierte a Navarra, el territorio con más historia propia de España, en una comunidad provisional, la única inconclusa de España, sometida a la constante amenaza de ser absorbida por la CAV. Una cláusula tan absurda que es sólo de ida, como pegarse un tiro. Una claúsula tan discriminatoria que Navarra es el único caso que se contempla de una comunidad que pueda ser incorporada a otra. Es decir, que la Constitución garantiza razonablemente que Extremadura, la Rioja o Murcia sigan siendo dentro de 10 ó 15 años Extremadura, la Rioja o Murcia, pero esa seguridad en cambio no se le ofrece a Navarra, que queda convertida así en una extraña comunidad provisional o inconclusa dentro de una España de 16 comunidades definitivas más una transitoria. Ay si por un momento transitorio levantaran la cabeza Sancho el Fuerte, héroe de las Navas de Tolosa, o Sancho el Mayor, el “Rex Hispanorum».
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3 respuestas
No se olviden de lo más importante., ¿qué constituye una constitución?
¿La nación? ¿el Estado? Ambos son previos. Lo que constituye una constitución es la separación de poderes.
Todas esas reglas del juego deben ir encaminadas a separar legislativo y ejecutivo. O lo que es lo mismo, separar nación y estado.
Lean a Trevijano.
La revolución francesa nos enseñó que una sociedad sin separación de poderes es una sociedad sin constitución. Por eso España no tiene constitución sino una carta otorgada. Por eso en España no hay sociedad civil, el Estado todopoderoso lo ha cubierto todo.
Mire don Ignatius ,ya leí en su momento a Trevijano y no me atrajo lo que decía y menos la forma de Estado que proponía.
Lo de carta otorgada queda muy bonito , pero los españoles no fueron a votar cartas otorgadas , como si aqui redivivos se encontraran los súbditos barones de Juan Sin Tierra.
No entiendo que tiene que ver la separacion de poderes legislativo y ejecutivo con nación y Estado.
Los españoles en el 78 ratificaron en plebiscito una «constitución» redactada en secreto por media docena de jefes de partido. Esto es un hecho y no una opinión.
Ese documento era un menú completo y cerrado que incluía:
– La jefatura del estado para Juan Carlos, designado por Franco saltándose la «legítima» (en términos monárquicos) línea sucesoria . Y hereditaria a partir de él.
-Un sistema electoral proporcional, de listas de partido.
– Partidos financiados por el Estado.
– Sindicatos financiados por el Estado
etc, etc.
¿Y la alternativa cual? ¿Continuar con las leyes fundamentales Franquistas?
La separación de poderes o significa que la nación legisla (a través de sus representantes) y el estado ejecuta. Sino usted me dirá quien hace qué.
En España los partidos Estatales (sus jefes) legislan y a la vez nombran al jefe del gobierno.