Cuando las víctimas de ETA piden a Ana Ollo que se marche de un homenaje

Ayer domingo, a las 7 de la tarde, ante la Plaza de Toros de Pamplona, en el lugar donde hace 40 años ETA lo asesinaba, se celebró un pequeño homenaje a Joaquín Imaz, comandante del Ejército y primera víctima de ETA en Navarra. El homenaje, a la par que la lógica emoción culminada con la interpretación de los himnos de Navarra y España, tuvo un momento tenso cuando la hija del comandante pidió a Ana Ollo, Koldo Martínez e Itziar Gómez que abandonaran el acto. La hija del comandante reprochó a los representantes de Geroa Bai que “no sabéis el daño que nos hacéis”, declarando también que las víctimas “no están dispuestas a que se juegue con ellas”. No es la primera vez que se produce un incidente de este tipo. En septiembre de 2015 la viuda de Juan Carlos Beiro, en Leiza y delante de Uxue Barcos, se preguntaba “cómo es posible que personas que no llaman al terrorismo por su nombre pretendan honrar la memoria de una víctima”. La presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez, denunció “insultos y amenazas” en un homenaje a Francisco Casanova, lo que desplazó todo el foco del homenaje a Casanova hacia la figura de Aznárez y su denuncia contra asistentes al acto.

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Lo que está mal no es que los representantes del Gobierno de Navarra o Geroa Bai vayan al homenaje

En realidad no se puede reprochar a Ana Ollo o Koldo Martínez que vayan a un acto de homenaje de una vícitma de ETA. Por el contrario, en principio sería un gesto de normalidad que en todo caso habría que aplaudir. ¿Por qué entonces estos problemas? ¿Se han vuelto locas las víctimas? ¿Tenemos que hacer todos como que no sabemos por qué la presencia de Ana Ollo o Koldo Martínez resulta incómoda?

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Como es lógico, el problema de Uxue Barcos no es que vaya a ver al hospital a los guardias civiles apalizados en Alsasua, el problema es que a renglón seguido se despliegue una estrategia de apoyo a los agresores, se pase a convertirlos en víctimas y se enarbole un discurso que va del todo es un montaje policial a sólo fue una trifulca de bar.

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La cuestión se vuelve todavía más grave cuando recordamos episodios como el famoso homenaje institucional y oficial del cuatripartito en febrero a diversas “víctimas” de distintas violencias entre las que había un buen número de terroristas, cuyo único mérito era el haber muerto en un tiroteo con la policía o sea a su vez víctimas de otros terrotistas.

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Y es que si le haces un homenaje a «Naparra», por ejemplo, a continuación no puedes ir al homenaje de Antonio Conejo.

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Si vas al homenaje Mikel Castillo, después no puedes ir al de María Cruz Yoldi.

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Y si vas al homenaje y reconocimiento Rafael Delás, por citar a otro de los homenajeados por el gobierno del cambio, después no puedes ir al de Alberto Toca.

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Porque Naparra era un miembro de los Comandos Autónomos Anticapitalistas que asesinaron a Antonio Conejo.

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Porque Mikel Castillo era miembro del Comando Amaiur de ETA que puso la bomba que destrozó a Mari Cruz Yoldi.

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Y porque Rafael Delás fue el pistolero que asesinó a Alberto Toca.

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¿Son las víctimas de ETA las que tienen un problema con la coherencia o es el Gobierno de Navarra quien lo tiene?

A todo esto podríamos añadir el hecho de que Uxue Barcos gobierna de la mano de Bildu, que sólo hace unos meses se negaba a condenar específicamente el asesinato de Miguel Angel Blanco, o que muy recientemente no votaba a favor de la disolución de ETA, y que considera a los criminales de ETA presos políticos, no habiendo declarado nunca que son asesinos, que son culpables y que merecen sus condenas. Por el contrario, gracias a la izquierda abertzale a lo que estamos asistiendo es a una proliferación cada vez mayor de carteles de presos en el espacio urbano, en las fiestas de las localidades y los barrios, cuando no a ongietorris a los propios asesinos.

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¿De verdad esperan que las víctimas de ETA les reciban con los brazos abiertos?

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¿De verdad el problema lo generan las víctimas de ETA?

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Retomando el hilo de nuestro argumento, el problema por tanto no es que Koldo Martínez o Ana Ollo vayan al homenaje de una víctima de ETA. Si sólo fueran a ese homenaje serían seguro bienvenidos. El problema es que no pueden hacer reconocimientos a las víctimas y a los verdugos al mismo tiempo. O igualar a las víctimas de ETA con asesinos cuyo único mérito es haber sido asesinados por los GAL. O gobernar con alguien al que no puedes hacer que llame asesino al asesino de tu padre o tu marido.

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Lo de las víctimas de ETA se entiende por tanto perfectamente, lo que no se entiende es lo del gobierno.

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