Toma el dinero y corre.
Lo más curioso de esta información es que, según la propia ETA reconoce en Gara, el día de su desaparación Jon Anza debía haber tomado un tren en Bayona con destino a Toulouse, donde le esperaban otros miembros de la banda para que les entregara “una cantidad de dinero”. Se trataría, presumiblemente, de una importante cantidad en metálico producto de las extorsiones de la banda. No resulta muy difícil imaginar lo que puede pasar por la cabeza de un etarra, sólo levemente más listo que el resto, montado en un tren con un maletín lleno de dinero, en una organización sin futuro, y viendo cómo día a día va cayendo el resto de la banda. Anza desapareció con el dinero y la ETA todavía le sigue esperando. Para darle una medicina… porque dicen que está enfermo.