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Para el próximo día 18 se prepara en Baztán un gran homenaje al etarra José Miguel Gaztelu, que acaba de salir de la cárcel. En el currículo de Gaztelu encontramos el asesinato de dos guardias civiles en 1987, en Oñate, el de otro en 1985 en Mondragón, a lo que hay que sumar el secuestro de Julio Iglesias Zamora en 1993 y el de Ortega Lara en 1996. En total fue condenado a 224 años de prisión, aunque por las fechas ya pueden ustedes comprobar que sólo ha cumplido 20. En Baztán, localidad gobernada por Bildu, se anuncia hace días la llegada de este asesino, secuestrador y torturador para recibirlo como un héroe en olor de multitud.
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Nos negamos a aceptar que esto es normal. No nos vamos a acostumbrar a esta anormalidad. En una sociedad que homenajea a un asesino pervive el germen que generó a ese asesino.
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¿Qué va a hacer al respecto el gobierno foral? ¿Va por lo menos a expresar su rechazo y su asco por este acto? ¿Pueden expresar asco y rechazo por este personaje y por este acto todas las formaciones que sustentan el gobierno? Si no pueden, ¿de qué sirve tener una patraña de Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos? ¿Para tapar lo otro? ¿No habría que poner un cartel a la entrada del pueblo diciendo “NO a la violencia nacionalista” como se ponen en otras ocasiones carteles en contra de la violencia machista? ¿Van hacer algo las autoridades forales contra este acto aunque sólo sea una declaración o un gesto? Después vendrán las quejas de que las víctimas de ETA no comprenden a este gobierno. Pues qué cosa más rara e incomprensible, oigan.
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Tal vez no se pueda evitar el acto mismo porque en esta noticia se condensan muchos de los males que este país arrastra respecto al terrorismo de ETA. Por un lado, una pena de sólo 20 años de cumplimiento efectivo para un asesino en serie, secuestrador y torturador, gracias a la inacción legislativa de los políticos durante años. Por otro lado el ridículo y dañino criterio de los jueces, que han decidido que estos actos, contra toda evidencia, no constituyen una exaltación de la figura de los terroristas y sus acciones. Finalmente, la hipocresía manifiesta de aquellos cuya exquisita sensibilidad no puede soportar una referencia franquista de hace 80 años en el callejero, pero aquí y ahora homenajean a un asesino o se ponen de canto, le hacen pasillo, le encienden bengalas, le bailan aurreskus, le pasan la mano por el hombro y pagan una comilona contribuyendo al bote con 15 euros.
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5 respuestas
Sin palabras. Repugnante.
Por supuesto que produce repugnancia. Pero…
El próximo domingo 26 de noviembre, a las 19.00 hay previsto un homenaje en la entrada al Parking de la Plaza de Toros por el 40 aniversario del asesinato de Joaquín Ímaz a manos de la ETA.
Démosle una última oportunidad a esta podrida sociedad. Contemos cuántos jalean a Gaztelu y cuántos homenajean a Ímaz.
Y hablemos el 27.
Es que esta sociedad está ENFERMA. y desde hace al menos 50 años. Y la enfermedad se llama nacionalismo vasco (aquí). Unos fanáticos que nos han humillado, pegado, insultado… matado. ¿Creíamos que esto iba a terminar con ETA? Aquí está la prueba de que no. Los fanáticos criminales siguen ahí y ahora en el Gobierno de Navarra pudiendo defender sus causas que ya sabemos cuáles son: destruir el país llamado España. Lo dejó muy claro el tonto ese de Bildu que rompió un libro de la constitución y se pone una estelada, de cuyo nombre no quiero acordarme…
Creo que en el valle de Cuelgamuros se homenage a dictadores y fascistas y Vds. no se quejan.
Pues PTV acaba de confirmar lo que yo siempre había sospechado: que dictadores, fascistas y nacionalistas abertzales son almas gemelas, la misma cosa, cerodemócratas y talpacual. ¡Y que haya tenido que venir PTV para dejármelo claro…!.