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Es probable que a los aficionados al fútbol no les estemos contando nada nuevo, pero como ellos saben hace meses que se viene demorando la renovación de contrato en el Barcelona del primer o segundo mejor jugador del mundo. La demora empieza a resultar ya tan llamativa que es difícil no buscar una explicación en los acontecimientos políticos que estamos viviendo, y que se vienen previendo hace tiempo.
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El contrato de Messi expira en junio de 2018
Aunque la renovación de las grandes estrellas nunca se encuentra exenta de problemas y tiranteces, el caso de Leo Messi resulta llamativo por muchos motivos. Por un lado no hay problemas entre el FC Barcelona y Leo Messi, no los hay entre Messi y su entrenador y nadie discute a Messi en Barcelona, ni que debe cobrar todo lo que pida. Incluso asumiendo que hasta ahora las razones de la demora fueran otras, ¿no añade la actual situación un motivo de peso para que Messi evite la firma? Messi ahora mismo es mucho más que un jugador, es un símbolo. Si Messi abandonara el Barcelona, sería un mazazo brutal para la imagen de Barcelona y del independentismo, un auténtico cataclismo sentimental y mediático. A sensu contrario el separatismo, es decir el FC Barcelona, nada querría más y estará trabajando tan intensamente como pueda para conseguirla que una renovación en este momento.
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Por otra parte, Messi es tanto un jugador de fútbol como una marca y una empresa. Leo Messi, en tanto que marca y empresa, se enfrenta a buena parte de los mismos problemas por los que muchas empresas están abandonando Cataluña. Messi, por su parte, podría elegir jugar en cualquiera de los mejores equipos del mundo cobrando lo que quisiera.
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En el caso de Messi resulta muy evidente que la marca Messi S.A quedaría herida de muerte si el Barcelona quedara fuera de la liga española. No sólo fuera de la liga española, sino fuera de la Champion´s y fuera de cualquier liga importante. En una Cataluña no reconocida internacionalmente y al margen por tanto de las competiciones continentales, la liga catalana la disputaría el Barca con equipos del nivel del Palamós, el Hospitalet o el Figueras. No sólo es que la competición no tendría ningún interés, sino que los ingresos televisivos y publicitarios saltarían por los aires. Profesionalmente, todo el mundo huiría de la liga catalana y nadie vendría a ella. ¿A alguien le sorprendería que Messi se estuviera pensando la renovación con el Barcelona hasta que se empiece a ver cómo termina la crisis desatada por Puigdemont y compañía? Y si Messi se los estuviera pensando, ¿no sería lo que veríamos exactamente lo que vemos que pasa ahora?
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