Estamos viendo como actúan los amigos de lo peor en un totus revolutum. Los golpistas mientras se saltan las leyes, retuercen el lenguaje presentándose como defensores de la “democracia”. Del Independentismo no esperamos nada desde hace mucho tiempo, ellos utilizan un falso relato y manipulan la realidad presentándose como perseguidos y oprimidos cuando son ellos los que practican la extorsión. Lo novedoso es que los Iglesias, la Colau, el Domenech se aprovechan del “tren de la insurgencia” y acusan al PP de romper las reglas del juego, dicen que se ha apoderado de las instituciones, que Rajoy es un corrupto y que hay que forjar un frente popular para echarlos de las instituciones.
Como remedio han montado una asamblea “chavista” en Zaragoza de todos los cargos públicos que quieren romper con el régimen del 78, por los pocos asistentes independentistas no han tenido mucho eco y han llorado la ausencia del PSOE. Cierto que los independentistas son muchos, son miles, están muy movilizados pero no tienen ningún derecho a dar una patada en el tablero político, para intentar romper con la Transición y con la actual Constitución que les impide tener vía abierta a sus proyectos. Independentistas y Populistas apuestan por la sedición y el Estado nos está defendiendo a los demás de manera proporcionada y eficaz.
Muchos políticos y periodistas repiten que lo que hay que hacer es dialogar, pero no dicen con quién, ni cuando ni para qué. No se puede proponer la tontuna del diálogo ingenuo con los golpistas para ceder más poderes a nuestros enemigos. Los golpistas deberán cumplir sus penas, con ellos no hay nada que negociar. Necesitamos recuperar el sentido común y muchas de las posiciones perdidas en Cataluña, habrá elecciones y aflorara un nuevo Parlament. Entonces se podrá dialogar sin prisas, sin cuestionar la pertenencia a España será el momento de recuperar y revitalizar elementos vitales para el desarrollo y profundización de la vertebración sostenida de la España del siglo XXI. Lejos de retóricas semánticas se deberá trabajar por construir un escenario bien distinto que posibilite una profundización real e igualitaria de la vertebración del Estado de la Autonomías que piense en la mayoría de españoles y que trabaje para reducir a la mínima expresión a los independentistas.
Deberemos preguntarnos cual y porque es el sistema que mejor está funcionando en España, ya que no se trata de dar concesiones o privilegios para ganar un tiempo, sabiendo que caminamos inexorablemente hacía un desmembramiento territorial. Sabemos que las Autonomías mejor gestionadas, las que mejores ratios tienen son la Navarra y la Vasca, se dice que es porque aquí estamos privilegiados al manejar mas dinero, pero que debido a su pequeñez tienen tan poca incidencia en el PIB y no imposibilitan la gestión del resto. Dicen que sería imposible generalizar este sistema fiscal de privilegio al resto, pues no habría dinero para ello.
Esta visión es simplista e interesada, no contempla que la mejor solución es que se generalice este sistema al resto de autonomías (en los plazos que se pacten), y que cada comunidad aporte lo que tenga que aportar a los gastos comunes del estado, según su PIB y población. Para practicar con éxito una nueva distribución de competencias fijadas de una vez que no estén en continua discusión, es necesario que compartamos con lealtad, de buen grado la pertenencia a la patria común que es España, sin ningún tipo de espíritu independentista ni separador.
El sistema navarro o vasco en esencia tiene la virtud de concentrar en una misma institución las decisiones de recaudar los impuestos y de pagar los gastos, responsabilizando de la gestión de cobro a los que los decidieron cobrarlos y por ello posibilita que estos sean lo más ajustados posible para poderlos explicar bien a los ciudadanos que son los que los pagan. Lógicamente ayuda a desarrollar la responsabilidad en la gestión en el que tiene que ajustar tanto los cobros como los pagos. La gestión sensata de ingresos y gastos son la clave para el desarrollo sostenible tanto en los momentos de fuerte desarrollo económico como en los momentos de crisis. Esto va mucho más allá de un mero Pacto Fiscal, se trata de acabar con la experiencia de tener 17 autonomías inventándose continuamente agravios históricos para conseguir mayor financiación.
Necesitamos abandonar la retórica de frases talismán “federalismo”, “nación de naciones”. Hablando en serio solo hay una nación política que es España, que la conforma todo el pueblo español y nos esforzamos para dejar una sociedad mejor a nuestros hijos. Cierto que el panorama después del 1O será difícil y que tardaremos años en hacer retroceder al secesionismo ya que costará reparar las heridas y encauzar la acción política. Sería bueno hacerlo con el concierto de todos los partidos constitucionalistas y la mayoría de catalanes. Hay que recuperar espacios mentales para que sea normal poder ser español en España, poderlo mostrar sin dificultades tanto en Barcelona como en Gerona, en Bilbao como en Pamplona, para ello será necesario dar la batalla de las ideas durante muchos años, reparar heridas y encauzar la acción política.