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Hace unos meses la OCDE publicó uno de esos informes que aparentemente vienen a justificar la idea de que los españoles pagamos pocos impuestos. Que así no hay manera. Que a ver cómo queremos luego que haya hospitales y colegios de calidad. Que nos quejamos de vicio. Que deberíamos pagar más impuestos.
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El dato es que la ratio entre PIB y recaudación se sitúa en España en el 39,5%, frente al 54% de Bélgica o el 49,4% de Alemania. ¿Queremos ser como los alemanes o los belgas? Pues hay que subir los impuestos.
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Paradójicamente, los que dicen que los españoles deberían pagan tantos impuestos como los alemanes o los belgas son los mismos que dicen que no puede ser que los pobres paguen tantos impuestos como los ricos. ¿En qué quedamos?
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Y es que resulta que el salario medio de los españoles es de 26.000 euros, frente a los 47.000 de los alemanes o los 46.000 de los belgas. Si al español le quitamos el 40% en concepto de impuestos, le quedan para vivir 15.600. Si le quitáramos un 54%, como al belga, le quedarían 11.900 euros. Por contra, si le quitamos el 54% a un belga le quedan 21.160. ¿Ven como no es lo mismo pagar el 54% para un belga que para un español? ¿Ven cómo el “esfuerzo fiscal” del belga, aunque pague más impuestos, en realidad es menor?
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Presión fiscal y esfuerzo fiscal
Es por eso que se suele distinguir entre presión fiscal y esfuerzo fiscal. Si a una persona que cobra 10.000 euros y otra que cobra un millón les ponemos un impuesto del 50%, ambas soportan la misma presión fiscal. Sin embargo, con una misma presión fiscal, a una le quedan para vivir 5.000 euros y a la otra 500.000, por tanto la presión fiscal es la misma pero el esfuerzo fiscal no. Las personas que proponen que paguemos los mismos impuestos que los belgas, sin tener en cuenta los salarios de los belgas, sencillamente no tienen en cuenta el muy diferente esfuerzo fiscal que tienen que realizar los belgas o los españoles para pagar un 54%.
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El llamativo caso de Suecia, con una presión fiscal del 42,8%
Alguien podría pensar que, comparando con Alemania, la presión fiscal española es muy baja, el estado del bienestar insostenible, etc. Sin embargo, otra de las cifras relevantes publicadas por la OCDE es que la presión fiscal de Suecia, nada menos que de Suecia, es del 42,8%. Es decir, la mitificada Suecia, el históricos paraíso socialdemócrata, apenas tiene una presión fiscal 3 puntos superior a la nuestra. El salario medio de los suecos, por cierto, alcanza los 44.600 euros. ¿Por qué parecernos a los belgas pudiendo parecernos a los suecos? Por otro lado, si la presión fiscal en Suecia es no mucho mayor que la nuestra, ¿en qué se queda la excusa de que no podemos tener sanidad y educación de calidad porque pagamos impuestos muchos más bajos?
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Las cotizaciones sociales claro que son un impuesto
Hay quien a la vista del cuadro anterior, discutió que las cotizaciones sociales fueran un impuesto. Claro que lo son. Si acaso un impuesto disfrazado. Todo lo que va de nuestros bolsillos a las arcas del estado para pagar el gasto público al final es en el fondo un impuesto (salvo alguna excepción, como las multas). Particularmente injusto, además, puesto que no es nada progresivo. La única razón por la que a veces queda enmascarado es porque se trata de un impuesto que la empresa paga por nosotros. Pero es una farsa. A la empresa le daría lo mismo pagarnos 40 que pagarnos 25 y pagarle 15 al estado. A nosotros nos daría lo mismo cobrar 40 y pagarle 15 al estado. Y el estado se lleva los 15 en ambos casos. ¿Por qué llamarlo distinto si el resultado es el mismo? Lo único que hace el estado es convertir a la empresa en intermediaria y recaudadora de impuestos.
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Subir impuestos no te convierte en un paraíso social
Nótese que Finlandia, por poner otro ejemplo de teórico paraíso socialdemócrata, tiene una presión fiscal similar a la sueca y escasamente superior a la nuestra. Por el contrario, Hungría tiene una presión fiscal del 48,2%. ¿Alguien se cree que Hungría tiene servicios mejores que Finlandia? Merece la pena fijarse también en el caso de Dinamarca, aunque sólo sea porque Pablo Iglesias, en su tránsito del bolchevismo al syrizismo pasando por el chavismo, en un momento electoral dado dijo que su modelo era Dinamarca. Pues bien, la presión fiscal de Dinamarca es del 36,5%, nada menos que 3 puntos menos que la española. No nos vuelvan a hablar entonces de subir impuestos hasta que estemos a la par de Dinamarca, por lo menos.
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La clave es el tamaño de la tarta
Efectivamente, decíamos que el español aporta un 40% de sueldo para mantener el estado, mientras que un danes aporta el 36,5%. Sin embargo, el sueldo de un danés es de 55.400 euros frente a los 26.000 del español. Es decir, el español aporta 10.400 euros al estado frente a los 20.221 euros que aporta el danés, incluso pagando menos porcentaje impuestos. La clave por tanto se encuentra mucho más en el tamaño de la tarta que en el porcentaje de tarta que se lleva el estado. No son los impuestos los que garantizan el estado del bienestar, sino la riqueza que es capaz de generar un país. No me pidan los impuestos de un alemán si mi sueldo no es el de un alemán. Un buen gobierno, por consiguiente, no sería el que fuera capaz de ponernos unos impuestos como los de los alemanes, sino el que fuera capaz de que España generara tanta riqueza como Alemania. O el que al menos no estorbara demasiado a los españoles que se esfuerzan para alcanzar a Alemania.
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