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Que la izquierda abertzale sigue siendo la izquierda abertzale lo hemos comprobado esta misma semana, cuando coincidiendo con el aniversario de la masacre de Hipercor, todo el Parlamento de Navarra ha condenado aquel horrible atentado, menos Bildu.
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Hace 30 años, ETA colocó una bomba en el Hipercor de Barcelona provocando 21 muertos, incluyendo 4 niños, y 45 heridos. En aquel 19 de junio de 1987 tampoco hubo unanimidad en la condena. Todo el mundo lo condenó menos la izquierda abertzale, como ahora.
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Es curioso porque, si repasamos la biografía de los líderes actuales de la izquierda abertzale, nos encontramos con que en aquellas fechas Araiz era miembro de Herri Batasuna, formación por la que acababa de ser elegido concejal en Tafalla, y Arnaldo Otegui era miembro de un comando de ETA, al punto que sería detenido en Francia apenas unas semanas después del atentado de Hipercor. Ni el atentado de Hipercor, ni tantos y tantos otros, fueron impedimento moral para que ninguno de los dos siguieran militando y prosperando en una organización que no los condenaba. Una organización que, por cierto, como muestra de su escaso arrepentimiento los tiene ahora como líder supremo general indiscutible y líder navarro indiscutible, respectivamente. La izquierda abertzale ni rompe con su pasado ni se esfuerza en aparentarlo. Tampoco es tan raro que la izquierda abertzale no tenga que hacer una revisión crítica de su pasado ni una regeneración de su cúpula cuando tampoco se le exige. Hoy es el día en que Bildu es una de las patas del Gobierno de Navarra y tiene en sus manos el Ayuntamiento de Pamplona, lo que nos lleva al siguiente punto.
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¿Ha incumplido Bildu el acuerdo programático del cuatripartito?
En julio de 2015 el cuatripartito firmó un acuerdo programático de gobierno, el cual dio sustento político al actual ejecutivo navarro. En dicho acuerdo, para justificar la inclusión de Bildu, se dedica un bloque a la paz, la violencia y las víctimas. En general es un acuerdo estupendo para Bildu porque se mezcla la violencia de ETA con la del 36, se igualan las víctimas de los etarras con cualquier persona abatida por la policía, incluyendo terroristas, y en general se difumina la violencia de ETA en un escenario en el que quienes no eran etarras no eran mejores que la ETA, puesto que se crea la ficción de que o se estaba en el lado de ETA o se estaba en el de Franco, Galindo y el Batallón Vasco Español.
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Dicho lo cual, el acuerdo no obstante imponía una mínima exigencia respecto a la violencia a los firmantes:
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El Gobierno adoptará el compromiso de rechazo y condena sin paliativos de cualquier vulneración de derechos humanos o actos de violencia que se produjeran, sea ésta de ETA, de grupos de ultraderecha o de funcionarios del Estado.
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¿Y si la responsabilidad fuera de grupos de ultraizquierda? ¿Y si la practican sujetos del perfil de Bódalo o “Alfon”? Cuando el acuerdo habla de condenar los actos de violencia “que se produjeran”, ¿se refiere a que se condenan los actos de violencia ya cometidos o sólo los que se puedan cometer en el futuro?
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La decisión de Bildu de no condenar en el Parlamento de Navarra el atentado de Hipercor arroja una luz definitiva sobre esta cuestión. El acuerdo programático del cuatripartito sólo contempla condenar los actos futuros de ETA, “si se produjeran”. Y tampoco exige, al menos en su literalidad, la condena de actos de violencia que no cometan funcionarios o grupos de extrema derecha. Por consiguiente se puede concluir que Bildu, al no condenar el atentado de Hipercor, no ha incumplido el acuerdo programático del cuatripartito, pero también que el acuerdo programático del cuatripartito, contra lo que se nos ha vendido, no supone ni una condena ni un cambio de valoración de Bildu respecto a toda la violencia cometida. Tampoco es sorprendente. Con sus «ongi etorris» y sus carteles de presos, la izquierda abertzale muestra estar muy lejos de considerar a los presos de ETA como los criminales y asesinos justamente encarcelados que son.
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Aunque el acuerdo programático habla de la reparación de las víctimas y del reconocimiento del daño causado, en primer lugar lo hace, como decíamos, mezclando a la ETA con Franco y a las víctimas de ETA con etarras asesinados o muertos durante enfrentamientos con la policía. En segundo lugar, además, se puede entender esa reparación o reconocimiento en la misma línea de la perversa declaración de Otegui sobre Hipercor:
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A poco que uno lo piense, lo dicho por Otegui no es en absoluto una condena ni un acto de rechazo. Ya de entrada el lenguaje de Otegui es perverso porque Hipercor no fue algo que “ocurrió”, como un terremoto o una inundación, sino algo que la ETA preparó y provocó. Pero es que además Otegui lamenta la muerte de las 21 víctimas del atentado como Churchill podría lamentar la muerte de ciudadanos alemanes en un bombardeo durante la guerra contra los nazis. Claro que Churchill podría lamentar que se hubiera llegado a esa situación. Claro que Churchill podría desear que la Segunda Guerra Mundial nunca hubiera llegado a estallar. Decir todo eso es muy distinto de condenar la violencia de los aliados contra los nazis. Otegui habla como Churchill o como un policía que hubiera tenido que disparar contra un secuestrador o contra un islamista, o como un médico que hubiera tenido que amputar una pierna, deseando que ojalá eso no hubiera sucedido y no se hubiera tenido que llegar a ese punto, pero no rechazando su actuación. Obviamente Otegui y Santi Potros no son ni policías, ni cirujanos, ni Winston Churchill.
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Lo más terrible es que, en términos electorales, a Bildu le da exactamente igual condenar o no condenar la violencia. A sus electores les da igual. A sus socios de gobierno les da igual. Y a los electores de sus socios de gobierno también les da igual. Y son mayoría. Lo que sucede es que nunca dejaremos de señalar la vileza de Bildu y su homologación impostada aunque haya una mayoría que no se la reproche, porque el reproche a la izquierda abertzale nunca se basó en un cálculo electoral, sino en un diagnóstico moral. Si se ganan o se pierden votos francamente nos da igual. Por esa misma razón, que no se piensen que por no ser electoralmente rentable es un asuntillo del que, mientras no cambien, nos vamos a olvidar.
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Acuerdo Programático del cuatripartito:
https://www.navarra.es/NR/rdonlyres/FDD49687-83F9-48C6-8C99-127FF8CA3C05/321452/00ACUERDO.pdf
3 respuestas
Estos 4 años Bildu seguirá en el kutrepartito. A lo mejor, si Pedro Sánchez y Txivite se portan bien, y prometen dejar quieta la euskerización producida, igual les dejan meterse en el próximo kutrepartito, en el que sacarán a Bildu (pero en los ayuntamientos no,¿eh?).
El último párrafo es la clave. Porque son cínico-nazis y actúan siempre como lo que son, en eso son coherentes.
Hay que volver a ilegalizar la izquierda abertzale, pero esta vez hay hacerlo bien y completo, ilegalizando Bildu, Ikasle Abertzaleak, Ernai, Askapena, ELA, LAB, EHNE y cerrando Gara, Berria, las Herriko Tabernas, IKA, AEK, librerías Elkar, cientos de bares y empresas de la Izquierda Abertzale…