Navarra Renove.
Contra la crisis, subvención. Las ayudas del “Plan Renove Hogar 2009” subvencionarán la compra de 15.100 electrodomésticos, 10.000 televisiones, 16.600 descodificadores y 5.000 ordenadores portátiles. Total, 3 millones de euros. El Renove del motor, por su parte, concederá ayudas de entre 1.000 y 2.000 euros por la sustitución de vehículos en función de la antigüedad o el nivel de emisiones. En total, el plan afectará a unos 4.500 vehículos por valor de otros 6,5 millones de euros.
El dinero público sí es de alguien.
Abordar el problema de las subvenciones en la sociedad actual exige recordar una vez más que el dinero público sí es de alguien. El dinero público es el dinero que la Administración ha descontado de sus nóminas a los ciudadanos, de sus ingresos a las empresas privadas o de sus beneficios a los ahorradores e inversores. Si el dinero público no estuviera en las arcas del estado, estaría en su bolsillo; sencillamente nunca hubiera salido de él. Y entonces usted hubiera podido decidir qué hacer con ese dinero. Puede que lo hubiera utilizado para comprarse un frigorífico, pero tal vez hubiera preferido comprarse una mesa de billar. Tratándose de una empresa, hubiera podido invertir ese dinero en abrir una nueva planta o renovar el equipo para mejorar y abaratar la producción, ofreciendo un producto más barato y aumentando sus ventas y beneficios. Si hablamos de una empresa que fabrica mesas de billar, entonces nuestro anterior contribuyente hubiera ahorrado un dinero al poder comprarla más barata. Tal vez la empresa de mesas de billar fuera un buen destino para invertir el dinero ahorrado.
El dinero que la Administración detrae de este circuito rompe el círculo virtuoso de creación de riqueza. Por tanto la Administración debe pensarse dos veces cada gasto que hace, puesto que va a tener que financiarlo detrayendo ese dinero y disminuyendo la creación de riqueza del sistema. Esto, no obstante, puede tener sentido para pagar algunos servicios, como la policía, los jueces o la iluminación pública, pero no para comprar una mesa de billar o un frigorífico. Esto ya lo hace y más eficientemente el mercado. Véase el absurdo, en el ejemplo anterior, de que el dinero que nuestro contribuyente quería gastarse en una mesa de billar el estado se lo quitara para subvencionar algún sector en crisis. Consiguientemente, descienden las ventas de la empresa que fabrica los billares. Es por ello que la empresa, a continuación, se ve obligada a presentar un ERE para reducir su plantilla. Lo cual provoca un aumento del paro, protestas y movilizaciones. Ante esta conflictividad la opinión pública exige medidas, el gobierno se asusta y … ¡ofrece al contribuyente de antes una subvención para que se compre una mesa de billar!
Las subvenciones impiden que se ajuste el mercado.
Vamos a ver ahora qué sucede si usted quita dinero a una empresa que vende mesas de billar y tiene beneficios, para dárselo a otra que vende frigoríficos y tiene pérdidas. Esto es lo que pasa cuando usted decide subvencionar la compra de frigoríficos en vez de la compra de billares. Al subvencionar los frigoríficos, usted evita que cierren las tiendas que venden frigoríficos. Los consumidores compran frigoríficos en vez de billares. Lógicamente cae la venta de billares. Ahora usted ya no sólo tiene en crisis las tiendas de frigoríficos, además tiene en crisis las tiendas de billares. Ya sólo le quedan dos opciones. O bien retira las subvenciones a los frigoríficos, o bien deja que cierren las tiendas de billares. Cuando todas las tiendas de billares de su calle hayan cerrado y ya sólo queden tiendas de frigoríficos, usted no podrá seguir pagando las subvenciones. Y como todas esas tiendas de frigoríficos no pueden subsistir sin las subvenciones, cerrarán en cuanto usted no pueda seguir pagando las subvenciones. En ese momento, todas las tiendas de su calle estarán cerradas. Esto es lo que sucede por no haber dejado que se ajustara el mercado. En ese caso tal vez hubiera bastado con que cerraran un par de tiendas de frigoríficos para ajustar la oferta a la demanda. Es probable que poco después los empleados de esas dos tiendas hubieran encontrado trabajo en alguna de las pujantes tiendas de billares de la misma calle. En vez de eso, como pretendíamos demostrar que pasaría, usted se ha cargado la economía navarra por subvencionar un frigorífico.
Es posible, sin embargo, que todo lo anterior resulte difícil de entender para muchas personas. Sobre todo si, como sucede en Navarra, nadie se lo explica.