Un impuesto injusto que da 19 millones anuales a los ayuntamientos navarros

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Solemos dar por hecho que el fraude fiscal es una cosa que hacen los ciudadanos a la bendita administración. Ya saben, Hacienda somos todos. Los ciudadanos podemos ser buenos o malos, pero la Hacienda es siempre buena. Pues de eso nada de nada.

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Hoy mismo muchos de ustedes habrán desayunado con una portada del Diario de Navarra en la que se nos informa que “El Constitucional tumba un impuesto que da 19 millones de euros a los municipios navarros”. La noticia se refiere al impuesto sobre la plusvalía de inmuebles, el cual se viene aplicando indiscriminadamente a la venta de inmuebles aunque no haya plusvalías. 5.400 navarros, sigue explicando el Diario, han vendido un local con pérdidas en los últimos años. La noticia se remata con la intención de la Federación Navarra de Municipios y Concejos de no devolver el dinero a los reclamantes, pese a la sentencia del Constitucional. Los ayuntamientos entienden que la anulación del impuesto no tiene carácter retroactivo. Si cuando es al revés lo llamamos defraudar a Hacienda, ¿cómo llamamos a esto?

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La noticia se veía venir hace tiempo visto lo que estaba sucediendo con las sentencias del Constitucional en múltiples casos, al punto que en NC ya hablamos de ello hace unos días explicando además el triste destino de los contribuyentes navarros.

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Como acabamos de ver, los ayuntamientos no tienen la menor intención de devolver el dinero a los ciudadanos expoliados. Por otro lado, si tuvieran que devolver el dinero injustamente cobrado, ¿de dónde lo sacarían? Efectivamente, del bolsillo de los propios ciudadanos expoliados. Para ello nos subirían otro impuesto, o crearían otro nuevo, legal o ilegal, que más tarde fuera o no fuera anulado, que después devolverían o no devolverían, y que en todo caso la devolución correrían también a cargo del propio ciudadano expoliado. Lo que dejen de cobrar en el futuro por la anulación de este impuesto en el caso de que no haya plusvalías, además, también lo recaudarán elevando proporcionalmente cualquier otro impuesto.

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Consuélense ustedes pensando que todo lo que nos cobran, cuando no sirve para pagar un circuito de alta velocidad o un pabellón, sirve para pagar la Korrika, las subvenciones a los medios que utilizan el vascuence, los gastos judiciales por colocar ilegalmente la ikurriña, los préstamos a Davalor, los conciertos de la Chula Potra o los espectáculos de Pirritx y Porrotx.

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