Un primer apunte, aunque evidente, es que esta nueva ofensiva recaudatoria de la banda nada tiene que ver con las elecciones vascas. Como les decíamos, las primeras cartas han empezado a recibirse desde hace algo más de una semana. Se trata de cartas, por tanto, enviadas durante el mes de febrero con bastante antelación a las elecciones.
La crisis llega a ETA.
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El tamaño y operatividad de una banda terrorista depende de su financiación. Todo parece indicar que los ingresos de la organización terrorista han decrecido en los últimos meses proporcionalmente a la forma en la que lo han hecho los ingresos de sus extorsionados. De esta forma, a la progresiva desarticulación del entramado político-empresarial etarra se suma ahora la crisis de financiación y liquidez que afecta a las empresas extorsionadas. Quién sabe si el fin de la banda, como consecuencia de la crisis, no será ni político ni policial, sino por asfixia económica: ETA cesa en su actividad después de 50 años, se declara en quiebra y plantea un ERE sobre toda su plantilla.