La respuesta ante la degradación de la familia que están dando hasta ahora las Administraciones Públicas deja mucho que desear. Ahí está como muestra la incorporación a los planes educativos de la ideología de género, que tiende a debilitar la institución familiar y se opone al derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones. El dilema entre familia y Estado lo han tratado de resolver las dictaduras a favor del Estado, pero no debe ser así en una democracia contitucional.
Un comentario
La cuestión es que no estamos en una democracia constitucional, sino en un estado de partidos.
Los partidos actuales forman parte del aparato estatal (viven de subvenciones directas o indirectas), y por lo tanto son estado.
Así las cosas, ya se puede anticipar hacia donde van a orientar ese dilema familia-estado. Lo están haciendo ya. Apoco que se fijen ustedes, lo verán claro.