Líderes poco homologables en la política navarra

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Rufino Vicente Serrano Izco, «Bixente», el hombre que Geroa Bai decidió que sustituyera a Uxue Barcos en Madrid, en el Congreso de los Diputados, cuando ésta pasó a aspirar a la presidencia de Navarra, fue miembro de ETA en la década de los 70. Fue acusado y condenado a 43 años de cárcel por el secuestro del industrial navarro Felipe Huarte en 1973. Sin embargo, salió a la calle en virtud de la amnistía de 1977. De tener que haber cumplido íntegra su condena todavía hubiera estado en la cárcel cuando se le designó como sustituto de Barcos.

¿Se imaginan que Trump hubiera sido condenado y encarcelado por secuestro? Pero tenemos que escandalizarnos por Trump, no por los líderes que tenemos aquí, que normalizan a un secuestrador pero se escandalizan mucho por lo que pasa en los EEUU.

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Mendoza

Poco después de ser nombrado consejero de Educación, Navarra Confidencial publicó que el consejero Mendoza tenía un siniestro pasado como miembro de la guerrilla sandinista en Nicaragua. Diario de Navarra, en su primera entrevista al consejero, le interrogó a este respecto peguntándole que “Hay referencias a un supuesto pasado en el Frente Sandinista en el que usted luchó contra la dictadura de Somoza en Nicaragua. ¿Es cierto?».

Mendoza respondió: «De supuesto, nada. Estuve allí finales de los 70. Había un dictador tirano que masacraba a su pueblo y yo, a mis 25 años, caí ahí». ¿Pero empuñó las armas o su aportación fue intelectual? «Lógicamente, cuando hay una guerra, lo primero es la guerra. Luché. Luego me dijeron que trabajase en Aduanas y allí puse en marcha con bastante éxito un proyecto de educación a distancia para aduaneros».

De nuevo no cabe más remedio que preguntarse qué pensaríamos si Trump hubiera luchado con las armas en la mano en una guerrilla que tras alcanzar el poder instauró una dictadura, encabezada por el tirano Daniel Ortega. Pero oigan, debemos preocuparnos por la clase de políticos que hay en los EEUU, no por los que tenemos aquí.

Debe señalarse, además, que el hecho de que el consejero de Educación o el diputado de Geroa Bai tuvieran un pasado armado es de por sí bastante escandaloso, pero lo es más que quienes los han elegido no consideren significativo ese pasado de cara a haber optado por otros candidatos.

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Arnaldo Otegui

No menos significativo es el caso de Arnaldo Otegui. Una importantísima parte de nuestra clase política, desde luego toda la que ahora más se escandaliza con Trump, defendió que pudiera presentarse a las elecciones vascas para poder convertirse en lehendakari de la CAV. Otegui, que pasó a formar parte de ETA político-militar en 1977, para ingresar en ETA militar en 1981. Fue uno de los miembros del llamado “comando Kalimotxo” y su apodo era “el gordo” (no confundir con el sospechoso de violación sevillano). En febrero de 1978 participó en el secuestro del director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua. Otegui fue detenido en Francia y entregado a España en 1987, donde cumplió condena por dicho secuestro. Pero no ha sido el único secuestro con el que ha sido relacionado Otegui, aunque sí el único por le que ha sido condenado.

En 1979 se encarga al comando “Kalimotxo”, escondido en un piso franco en Madrid, que secuestre a Gabriel Cisneros, político de la UCD considerado como uno de los padres de la Constitución. Cisneros es introducido en un coche (se acuso a Otegui de conducirlo) del que huyó tras un forcejeo recibiendo un disparo en la espalda, que le dejó secuelas de por vida.

Otegui, el “hombre de paz”, también fue acusado de participar en noviembre de 1979 en el secuestro de otro político de la UCD, Javier Rupérez. El historial de Otegui comprende por tanto tres acusaciones de secuestro, por una de las cuales, la del director de Michelin, fue condenado a 6 años de cárcel. Terminó de cumplir su pena en 1993.

Todo esto sin mencionar la carrera de Otegui cuando, siempre dentro de ETA, pasa de la sección de los pistoleros a la sección de los políticos.

A criterio de algunos, incluso en contra de la Justicia, parece que haber encabezado una organización con una sección de pistoleros que liquidaba al que le llevaba la contraria no implica la inhabilitación de alguien como candidato, lo realmente preocupante son los tuits de Trump.

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Podemos

Ayer mismo citábamos el caso de Pablo Iglesias, sujeto que ha encabezado piquetes para impedir el derecho a la libertad de expresión en una universidad, que ha enarbolado la bandera de la URSS, que se ha emocionado viendo cómo apaleaban a un policía, que desearía azotar hasta hacer sangrar a una presentadora de televisión, que ha dicho que es un peligro que haya medios de comunicación que no sean del gobierno, que homenajea a Fidel Castro, que ha dicho que los miembros del Parlamento no representan al pueblo, que pide la impunidad de radicales violentos con una condena en firme como Andrés Bódalo o “Alfon”…

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Dicho todo lo cual, esto no hace bueno el rosario de exabruptos de Trump. Desearíamos a alguien mucho mejor que Trump. Ahora bien, antes de preocuparnos por los defectos de los pollíticos que hay a miles de kilómetros, aunque sean los de la primera potencia del mundo, bien podríamos preocuparnos antes por los que tenemos aquí. O por lo menos, podemos consolarnos pensando que al frente de los EEUU sólo haya un personaje como Trump y no alguno del nivel de los que tenemos aquí, que por supuesto son los últimos legitimados para hablar y escandalizarse de lo que pasa con Trump.

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