Mientras nos entretenemos hablando de la cajita mágica del Ayuntamiento de Cintruénigo, que convertía el dinero de los contribuyentes en regalos para políticos y empresarios, interesa recordar que no es por esto por lo que va a quebrar el ayuntamiento de Cintruénigo. Va a quebrar porque ya sólo a Botín le debe un millón de euros. Un millón que el principio de prudencia aconsejaría al Santander ir provisionando como pérdida. Porque efectivamente, es el banco de don Emilio el que tiene un crédito vencido con Cintruénigo desde finales de diciembre. Este “default”, evidentemente, hace imposible el acceso de Cintruénigo al crédito, al menos al crédito privado.
La contribución sólo sube el 4%, o el “crash” del plan de saneamiento.
En el último pleno, el ayuntamiento determinó una subida de la contribución urbana de sólo el 4%. La contribución urbana, de hecho, es el único recurso seguro del ayuntamiento (o al menos el principal) para obtener ingresos. Con esta subida, la mitad de la que recomendaba el famoso plan de saneamiento (que ya suscitaba muchas dudas), el plan sencillamente nace muerto. Y recordemos que otro millón aparte del de Botín queda pendiente de pago. Puesto que el consistorio socialista no parece capaz de resolver el problema por la vía de aumentar los ingresos mediante, por ejemplo, una subida de la contribución, la otra posible solución es la impopular vía de recortar el gasto. ¿Habrá fiestas este año en Cintruénigo? Esta no parece una solución de progreso. Pero hablábamos de vías para resolver el problema, cuando lo realmente progresista sería no resolver el problema.
Ahorro neto negativo en 2007.
La cuestión es que en la caja mágica no queda ya un euro y que, cuando las barbas de don Emilio han visto pelar, otras ocho instituciones financieras han puesto sus créditos a congelar. La caja de Cintruénigo arroja un ahorro neto negativo ya en 2007, por lo que la cuenta del ayuntamiento está en números rojos. La “moción de progreso” introducida por el PSN en los Presupuestos Generales de Navarra (a costa de todos los contribuyentes navarros) ha puesto 200.000 euros en el bolsillo del consistorio para ir tirando. Cuando el dinero de esta inyección se agote, el ayuntamiento caerá como una piedra. Será el primero de muchos y, aunque los políticos no están muy seguros, ni siquiera usted, estimado contribuyente y lector de Navarra Confidencial, dispone de dinero suficiente para impedir la caída de todos.