Para visualizar el fenómeno, hemos preparado estas gráficas a partir de los datos del mencionado Informe del Sistema Educativo en Navarra, elaborado por el Consejo Escolar. En ellas puede verse el número de alumnos que, anualmente, pasan de un modelo a otro.
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Llamamos especialmente su atención sobre el primer y el último cuadro de la gráfica. El primer cuadro muestra el fenómeno más relevante en términos numéricos absolutos. Se trata del abandono del modelo A (educación en español con el vascuence como asignatura) para pasar al modelo G (educación sólo en español). Prácticamente todas las solicitudes de cambio de modelo siguen este camino. A su lado, los cambios en los demás modelos representan un pequeño porcentaje. Es por ello que le invitamos a volver a echar un vistazo al último cuadro. En él queda reflejado que el modelo G (sólo español) experimentó el año pasado una ganancia neta de más de 900 alumnos. Es el único modelo que gana alumnos con las solicitudes de cambio y lo hace de forma espectacular. El modelo D perdió 119 alumnos, pero la gran sangría se produce en el modelo A, que pierde 803 alumnos y que, como evidencian los datos, lo hace a favor del modelo G (sólo en español).
Podría pensarse, por último, si el tránsito de más de 900 alumnos sólo el pasado año a favor del modelo G resulta estadísticamente significativo. Recordamos al respecto la importancia (llegaba a denominarlos como “motor de la enseñanza pública”) que Diario de Noticias atribuía a los alumnos escolarizados en vascuence, sólo en la zona mixta, sólo en la escuela pública y sólo en primaria y secundaria. Pues bien, para hacernos idea de si 900 deserciones en un año son muchas o pocas, baste señalar que los primeros son unos 3.000 y los segundos unos 5.000. La mayor parte de esos abandonos, además, se produce precisamente en la zona mixta.