Los vicepresidentes Ayerdi y Laparra han presentado un Plan de Empleo que prevé crear en Navarra 20.000 puestos de trabajo hasta 2019, para bajar la tasa de paro al 10%. La tasa de paro actual es del 13,27%. El plan incluye distintas medidas que van desde promover el emprendimiento y el empleo autónomo hasta la formación a los desempleados, pasando por los incentivos fiscales a la empresas que aumenten los salarios por encima del convenio, aumenten la contratación indefinida o mantengan la plantilla. Vaya por delante que la presentación del plan ya ha disgustado a los sindicatos, incluidos los afines al gobierno. LAB, por ejemplo, ha criticado que el Gobierno, «además de no mantener siquiera las formas dando opción a conocer en profundidad a los agentes sociales y sindicales del plan antes de su presentación ante los medios de comunicación, tampoco ha contado con este sindicato para la elaboración del mismo».
Al margen de las quejas sindicales contra el gobierno del talante y el cambio, la realidad de la que parte el tetrapartito no termina de dibujar un escenario esperanzador para la creación de empleo. Entre el segundo semestre de 2015 y el segundo de 2016, la tasa de paro ha aumentado del 12,55% al citado 13,27%. El primer año de gobierno del cambio no ofrece por tanto un buen balance en lo que se refiere a la lucha contra el desempleo.
En cuanto al número de ocupados, ha pasado en el primer año del gobierno Barcos de 267.300 a 258.600. Es decir, el rescate social y el cambio consiste en que hay 8.700 navarros ocupados menos que hace un año. Por esa misma razón hemos pasado de ser la comunidad con menos paro a bajar dos peldaños y caer al tercer puesto en ese apartado.
Por todo lo anterior, parece obvio que el tetrapartito necesita un plan para hacer frente a esta situación. Un posible plan puede ser hablar todo el día de Mola y de Sanjurjo en vez de hablar del empleo. ¿O estaríamos hablando de Mola y Sanjurjo si el tetrapartito pudiera presumir del empleo que está creando? ¿Pero qué hacer si realmente queremos crear empleo?
El problema del plan Ayerdi-Laparra es que si las primeras medidas del cuatripartito nos han llevado a un mal año en lo que se refiere al empleo, el tipo de medidas que llevarían a un buen año tendrían que ir en la dirección de rectificar las medidas del principio.
El Plan presentado por el gobierno del cambio incluye exenciones fiscales a las empresas que contrastan bastante con el aumento de la presión fiscal sobre las empresas con las que el cuatripartito entró galopando a la cristalería. ¿Por qué convertir Navarra en un infierno fiscal y después pasar una bandeja con refrescos en el infierno? ¿Por qué subir los impuestos y después aumentar las exenciones y los incentivos fiscales? Para eso, ¿no hubiera sido más fácil sencillamaente no subir los impuestos?
Efectivamente hace falta un plan del gobierno para crear empleo, sólo que el mejor plan para crear empleo que puede poner en marcha un gobierno es bajar los impuestos. No sólo a las empresas, que también, sino al conjunto de los ciudadanos.
A las empresas porque así Navarra, como ha venido sucediendo tradicionalmente, se convierte en una zona de atracción fiscal donde a las empresas les interesa instalarse. Y habiendo más empresas pagando impuestos, se recauda más aunque paguen menos. Y también se recauda más por el empleo que crean y los impuestos que pagan los empleados.
Al conjunto de los ciudadanos porque las empresas no sólo van mejor pagando menos impuestos ellas, sino cuando pagan menos impuestos los ciudadanos, o sea sus clientes. Cuanto más dinero deja el gobierno en los bolsillos de los ciudadanos, más dinero pueden dedicar estos a consumo e inversión, es decir a mejorar los resultados de las empresas, lo que a su vez hace que estas necesiten más empleados y se complete el tipo de círculo virtuoso que estamos necesitando.
El mejor plan de empleo es bajar los impuestos y la prueba es que el plan del gobierno, que ha consistido en subir los impuestos y presentar un rostro hostil a los empresarios, ha generado malos resultados y la necesidad de un segundo plan para mitigar los efectos adversos del primer plan. Un plan B que consiste en una mitigación del plan A es un plan poco ambicioso porque no acude al origen del error y lo que haría falta sería una auténtica rectificación. El problema es que esta recitficación tendría un buen efecto económico sobre el empleo pero quizá un mal efecto político y propagandístico sobre el electorado más radical. Lo cierto es que el actual gobierno, encabezado por su presidenta, lleva muy mal eso de que si se te da mal acertar a la primera que por lo menos se te de bien rectificar.
3 respuestas
Estos inútiles han provocado un incendio de tamaño colosal, cuyas brasas tardarán años en apagarse, y los muy cenutrios corren y gritan ahora poniéndose medallas de bombero mientras agitan el extintor del coche.
Bombero torero, y antes incendiario a tiempo completo, pirómanos federados (en la Federación de Euskadi, por supuesto).
Muy bueno el matiz: Plan (teórico, futurible) contra medidas (concretas, efectivas y aplicadas). O, visto de otra forma, la palabrería frente a la cruda realidad. Pero ellos no lo ven porque realmente no les da la gana.
Todo ésto los euskaldunes ya lo saben. La cuestión es si lo hacen por algún propósito inconfesable.