La noticia no es Cintruénigo.
Con todo lo grave que es la situación de Cintruénigo, insistimos una vez más que la gravedad de la noticia radica en que Cintruénigo no es un caso aislado. Multitud de ayuntamientos, de todos los colores se encuentran en una situación parecida y Cintruénigo es tan sólo el primer petardo de la traca. Difícilmente, como acaba de comprobarse con la denegación de crédito a Cintruénigo, estos ayuntamientos van a encontrar financiación en el sistema financiero. Difícil sería en tiempos normales, cuánto más en una crisis bancaria como no se recuerda otra. Tampoco parece que el gobierno de Navarra, con sus propios problemas y la recaudación fiscal entrando en barrena, pueda salir al rescate de todos los ayuntamientos que a lo largo de los próximos tiempos vayan siguiendo la senda marcada por Cintruénigo. Se impone un ajuste brutal, un cambio de modelo tras el que el campo de fútbol con hierba artificial y los cursillos de graffiti sean sólo un recuerdo. Algo respecto a lo que los abuelos, algún día, cuenten a sus incrédulos nietos que en su juventud todo eso tenían que pagarlo los contribuyentes de su bolsillo.