Una sentencia en Valladolid obliga a retirar los crucifijos de los colegios públicos. Se deniega la colocación de una placa en el Congreso de los Diputados a una religiosa. Según el arzobispo de Toledo, monseñor Antonio Cañizares, "lo que ha acaecido a propósito de una memoria en la que fue casa de santa Maravillas, o la sentencia de supresión en un colegio de Valladolid de los crucifijos, son hechos en los que se denota una cristofobia que, en definitiva, es el odio a sí mismos".
Ataque contra el via crucis de Javier.
No es el primer ni el segundo ataque, sino el tercero del que son objeto estas cruces desde que fueron instaladas en 1952 por medio de una suscripción popular. El Arzobispado baraja recurrir a una nueva suscripción para reparar las cruces destruidas o dañadas antes de los 3 meses que restan para las Javieradas.
El estado aconfesional.
Cabe preguntarse ante todos estos acontecimientos si es el estado, los no creyentes, o son los católicos quienes necesitan ser protegidos, y si son los derechos de los no creyentes o los de los creyentes los que están siendo conculcados. Una cosa es que en un estado aconfesional, como es lógico, quepan también quienes no son cristianos. Y otra muy distinta que sea un estado en el que se excluya a los cristianos. Cabe también preguntarse en qué convertiría a alguien atacar símbolos judíos o musulmanes, o qué se diría de él. Y por qué tendría que ser de otra manera con quien ataca los símbolos cristianos.