A veces olvidamos en estos días, seguramente por saturación y por un sistema automático de defensa psicológica, que tenemos unas elecciones generales a la vuelta de la esquina y que nos encontramos sumidos en plena campaña electoral.
Con esta campaña como marco los partidos van desgranando algunas propuestas con mayor o menor fortuna, alguna de las cuales puede llegar a merecer nuestra atención. Es el caso del plan que ha propuesto Pedro Sánchez para luchar contra el paro, contratando a 217.000 personas desde el sector públicos durante dos años, con un coste de 3.300 millones de euros.
El propio PSOE se ha adelantado a la crítica asegurando que no se trata de otro Plan E, a la luz de los resultados de aquel, pero tampoco ha sido capaz de explicar en lo sustancial por qué no es otro Plan E. Ya saben: si parece un pato, anda como un pato y hace “cuak”, seguramente es que es un pato.
La insistencia del PSOE en este tipo de recetarios, que sin duda son también del agrado de Podemos, incluso multiplicados, pone de manifiesto que durante la crisis no hemos aprendido casi nada. Si hay 4 millones de parados, ¿por qué no se puede acabar con el paro, por ejemplo, contratando 4 millones de jardineros públicos?
Imaginemos que el estado efectivamente contrata a los 4 millones de parados ofreciéndoles un puesto de jardinero. Esto tendría un lado positivo. Habría 4 millones de desempleados menos a los que habría que pagar otras tantas prestaciones de paro menos, habría 4 millones de cotizantes más y 4 millones más de personas consumiendo más, reactivando la economía y pagando impuestos. Esta es, digamos, la parte positiva del plan, la que todo el mundo ve y la que propone la izquierda. Pero hay una cara B.
Para contratar a 4 millones de personas harían falta unos 80 mil millones de euros cada año (4 millones x 20.000 euros de costes laborales). ¿De dónde saldrían estos 80 mil millones?
En España tenemos unos 17 millones de personas ocupadas, básicamente a ellas es a las que habría que recurrir para sacar esos 80 mil millones que necesitamos para contratar y pagar a los otros 4 millones. Evidentemente los 80 mil millones que se ponen en un lado hay que quitarlos de otro. Es lo que tiene vivir en el mundo real, con recursos limitados, calvicie y gominolas de color verde. Dicho de otro modo, habría que subir los impuestos a esos 17 millones españoles para quitarles 4.705 euros de media a cada uno.
Huelga decir que a si a los 17 millones de ocupados españoles les quitamos 4.705 euros anuales a cada uno, inmediatamente esos 17 millones de españoles tienen que dejar de ir de vacaciones, olvidarse de cambiar el coche, estirar 7 años más el móvil, dejar de ir al cine, seguir llevando el polo con un agujero, pedir prestado “Hay un progre en mi sopa” en vez de comprarlo… En consecuencia, empiezan a cerrar hoteles, despiden gente en los concesionarios y en las fábricas de coches, cierran tiendas de móviles y de ropa, cines, librerías… Al final habríamos creado 4 millones de empleos por un lado y destruido otros 4, 5 ó 6 por el otro. Como reza una de esas presuntas citas de Churchill que circulan por la red, es como tratar de volar subiéndose a un cubo y tirando de las asas. Olvidémonos por tanto de lo de pagar menos prestaciones de desempleo, de tener más cotizantes, de mejorar la recaudación o de estimular el crecimiento.Con un par de diferencias añadidas para empeorar el diagnóstico.
La diferencia entre los empleados públicos y los privados es que el sueldo de los primeros se paga con el de los segundos. Incluso los impuestos que pagan los primeros es dinero que va a los Presupuestos, pero a su vez viene de los Presupuestos. El dinero que viene a los presupuestos públicos desde fuera es el de los trabajadores y empresarios privados. Si por tanto metes a 4 milllones en el primer grupo y destruyes 4 millones en el segundo grupo tienes un problema evidente.
El otro factor añadido a tener en cuenta es que los 4 millones de empleo o más que hemos destruido por un lado eran empleos reales, necesarios, demandados y productivos, mientras que los 4 millones de jardineros que hemos empleado, aunque es obvio que no tendrían por qué ser todos jardineros, perfectamente podrían no serlo, o al menos muchos de ellos.
Efectivamente, es posible que muchos de ustedes ya se hayan dado cuenta de que esto tiene mucho que ver con la teoría del cristal roto. Por eso el Plan E no funcionó, y tampoco funcionaría este u otro parecido. Y por eso no se puede acabar con el paro contratando 4 millones de funcionarios.
Un comentario
Esta misma bobada la dijo el neopodemita Garzón en las pasadas elecciones, y se quedó tan ancho. Ahora va el PSOE y se la fusila sin vergüenza alguna. Dios mio, me temo que hasta el 26J el PSOE va a ir calcando todas y cada una de las locuras de Podemos en las pasadas elecciones, a ver si así evita la fuga de votos, recupera alguno , y evita el temidísimo sorpasso.
Y Rivera seguirá apoyando a Pedro Sánchez para presidente, ya con un programa electoral totalmente podemita, no hará ni falta que el Coletas esté en en gobierno porque llevarán a cabo el programa leninista Pedro y Albert.