El objeto de la campaña, evidentemente, es promover entre los ciudadanos el civismo. Dar a conocer con detalle cuánto cuesta lavar una pared que se pintarrajea, limpiar una zona de botellón, plantar un árbol que se parte o reponer un contenedor que se quema. En conjunto, el Ayuntamiento de Pamplona dedica a estos menesteres un millón y medio de euros al año. La campaña ha sido diseñada por la empresa de comunicación Gap’s.
Austeridad.
Ignoramos si la campaña puede resultar disuasoria para los vándalos, o si estos encontraran en cambio una particular satisfacción en destruir el mobiliario con la etiqueta más cara. Sin embargo, puede que sirva al menos para que los ciudadanos sí sepan con exactitud cuánto han pagado de su bolsillo por cada elemento del mobiliario urbano. A tal fin, el etiquetado podía imponerse también sobre el chasis de cada coche oficial con el importe del mismo. También junto al logotipo de cada empresa, sociedad, ente, sindicato, partido, ONG, banda de rock o asociación que recibe una subvención cualquiera, indicando el importe exacto de la misma. Puede que los ciudadanos no quisieramos pagar a toda la gente que subvencionamos ¿No tiene curiosidad por saber, coherentemente, el coste de esta campaña? 65.000 euros es lo que pone en la etiqueta.