Lluvia de dinero sobre cursos en vascuence que ni se justifican como servicio público ni se cubren plazas por falta de demanda
Es difícil que una noticia como esta pueda dejar de llamar nuestra atención:
Quedan plazas libres en el taller en euskera para aprender a crear un huerto en el balcón
Evidentemente lo llamativo de la noticia no es que queden plazas libres en el cursillo, sino que:
a) Con un déficit de 45.000 millones haya organismos públicos (en este caso la Casa de la Juventud) que ofrezcan talleres para crear huertos en los balcones
b) Que encima no haya demanda para llenar el cursillo
c) Que sobre tanto dinero para el vascuence como para ofrecer cursos en vascuence para esto
¿Estamos zumbados?
Adicionalmente, la noticia relata que el Ayuntamiento de Pamplona ha organizado dentro de los denominados talleres creativos en euskera 17 cursos para el 2015/16, entre cuya oferta se encuentran los de zumba, aprender a hacer pan casero o la “Costura para la supervivencia”, que se han unido a las clases de cocina, batucada, pilates, danzas vascas, oratoria, fotografía, arreglos de bicicleta, bertsolarismo, manejo del GPS en el monte, jabones y cremas naturales o repostería, entre otras. En total se han apuntado 217 personas frente a las 186 del curso pasado. La abrumadora demanda media de cada curso es por tanto de 12 personas en una ciudad de casi 200.000 habitantes. Si en una población de 200.000 personas hay 12 que quieren un curso en vascuence de plantar boniatos en el balcón, el Ayuntamiento tiene que ofrecérselo. Conste que nos parece igual de surrealista si el curso es en español.
Las tres reflexiones anteriores sobre el curso para plantar nabos en el balcón naturalmente son aplicables a todos los demás cursos. ¿Pero no decíamos que nos encontrábamos ante un estado de emergencia social? ¿Nos sobra dinero para la zumba? ¿Ofrecer clases de batucada es un servicio público esencial? ¿Estamos recortando en sanidad mientras gastamos en cursos de postres y cremas? ¿Para esto pagamos impuestos? Si fuéramos de la AGAO, nos estaríamos tirando de los pelos.
A todo lo anterior se podría añadir el hecho de que muy difícil se le pone a nadie abrir una academia de baile, por ejemplo, si te hace la competencia el Ayuntamiento ofreciendo precios subvencionados.
Otra vertiente de la noticia sería la del negocio del vascuence. Multipliquemos los puestos con perfil de vascuence. Aprenda vascuence y le colocaremos de lo que sea cobrando un salario público: bailando, saltando, plantando o haciendo tartas y bizcochos.
Es de temer además que si existen 17 talleres en vascuence para los cosas más insólitas existan otros tantos para lo mismo en español. El bilingüismo entendido como una necesidad absoluta de duplicar todos los servicios, como si no existiera una lengua común, nos obliga a que por cada taller de zumba en español haya otro en vascuence o viceversa. Es decir, para ofrecer el mismo servicio hacen falta prácticamente el doble de recursos. Entretanto, suben las listas de espera en los hospitales por falta de recursos.
Sólo queda compartir con el Vecino de Uxue la duda respecto a que si hablas en euskera a las tomateras estas «dan más tomates, más gordos y más sabrosos”.
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Un comentario
Cuando la locura estatalista del estado papaito sobreprotector , asistenciista hasta la nausea se conjuga con el nazismo racista sabibiano, se alcanzan cotas de idiocia sublimes .
Riegan de dinero público chorradas, y allá donde de verdad fuera a ser más productivo , van y lo recortan.
Estoy seguro que cuando se muera el siguiente paciente en espera, hordas de usuarios descontentos tomarán al asalto el Palacio de la Barcos, al grito de «no más recortes» y «asesina»…. ja. JA y JA.